REUNIÓN DE PRIORES, ECÓNOMOS LOCALES, VICARIO ESPAÑA Y DELEGACIONES
Nuestra Provincia está llevando a cabo la reunión de Priores, Ecónomos locales, Vicario en España y delegados provinciales en Panamá, Guatemala y República Dominicana, la cual tiene lugar en la sede de la Curia Provincial del 13 al 15 de septiembre. La apertura de la reunión fue precedida por el saludo a los frailes por parte del Prior General Fray Miguel Ángel Hernández Domínguez.
Este encuentro fraterno permite realizar un análisis de las decisiones determinadas por el 81 capítulo provincial en el Proyecto de vida y misión de la provincia, así mismo se está realizando un análisis del devenir de las comunidades locales, ubicadas en las distintas demarcaciones de la jurisdicción de la Provincia Nuestra Señora de la Candelaria. Los invitamos para que nos unamos en oración este jueves 14 de septiembre, para que el Espíritu Santo derrame su gracia en nuestros hermanos reunidos en comunión, para el bien de nuestra provincia y de la Iglesia.
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PROFESIONES SOLEMNES EN LA PROVINCIA
El próximo sábado 16 de septiembre, en la Parroquia Nuestra Señora de la Consolación, Bogotá, emitirán su profesión solemne en la Orden de Agustinos Recoletos, fray Juan Manuel Garzón Santafé y fray Joe Jair Carabalí González. La celebración de la Eucaristía será a las 10:00 a.m. Invitamos a toda la Familia agustino recoleta, a participar de este gran acontecimiento.
La profesión solemne supone la confirmación de la vocación como agustino recoleto, el sí firme y perpetuo a la llamada de Dios. Así lo sentirán los religiosos, aún de votos temporales el próximo sábado 16 de septiembre al realizar sus promesas en el marco de la celebración Eucarística, en la ciudad de Bogotá (Colombia). Es así que con amor profundo a Dios y a la Iglesia, Fray Juan Manuel Garzón Santafé y Fray Joe Jair Carabalí González reafirmarán en su decisión de seguir a Cristo a través del carisma de la Recolección agustiniana.
La celebración será presidida por el prior provincial de la Provincia Nuestra Señora de la Candelaria, Fray José David Niño Gómez, acompañado de varios religiosos, religiosas, fieles, familiares y miembros de la comunidad parroquial.
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LOS PANECILLOS DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO
Cada 10 de septiembre, en la festividad del santo agustino, se bendicen y reparten unos panecillos recordando un episodio de su vida.
Está concluyendo el siglo XIII. En el convento agustino de Tolentino, en la región italiana de Las Marcas, vive un religioso ya con fama de santidad en vida. Son muchos los pobres que se acercan a él dada su preocupación por todas las almas, especialmente por las que más sufren.
Nicolás, como así se llama este religioso agustino, sufre sin embargo una pesada enfermedad. Padece fuertes dolores de estómago que sobrellevaba con gran paciencia. Por este motivo, apenas ingiere alimentos.
No obstante, sus superiores le habían ordenado comer alimentos más fuertes que los que solía comer, para fortalecer su cuerpo. No tuvo éxito, pues, aunque fue verdaderamente obediente, su salud continúa debilitada.
Durante la noche, Nicolás de Tolentino tiene una aparición. La Virgen María le da instrucciones de que comiera un trozo de pan mojado en agua y luego se lo comiera. Con eso, asegura María, se curará por su obediencia.
Y San Nicolás se curó. Como gesto de agradecimiento y fidelidad, comenzó a bendecir trozos de pan y a repartirlos entre los enfermos. Los panes benditos del santo agustino curaron milagrosamente a miles de personas, de igual forma que le había ocurrido a él.
Por este motivo, el 10 de septiembre, festividad de San Nicolás de Tolentino, en muchas parroquias se bendicen durante la eucaristía de su fiesta panecillos que después son repartidos a los fieles. Así se recuerda uno de los capítulos más bellos de la vida del religioso agustino.
Extractado: Sitio web OAR
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SEMANA DE ORACIÓN POR LA PAZ.
Desde el pasado domingo 3 de septiembre hasta el día 10, Colombia vivirá la versión número 36 de Semana por la Paz que tendrá como tema central “Juntanzas creadoras de paz”. Por parte de la Iglesia Católica, el Secretariado Nacional de Pastoral Social – Caritas colombiana, la Comisión Nacional de Conciliación y la Oficina de Relaciones Iglesia-Estado de la Conferencia Episcopal, serán las instituciones encargadas de animar la puesta en marcha de esta jornada a nivel nacional.
La Semana por la Paz es un proceso de movilización ciudadana que tiene por objeto visibilizar el esfuerzo de colectivos, organizaciones, instituciones, líderes y lideresas, quienes aportan acciones para la búsqueda de la Reconciliación y la construcción de Paz en el país. Desde 1987, el 9 de septiembre, en el marco de la conmemoración del día nacional de los Derechos Humanos y de San Pedro Claver, quien es considerado el padre de estos.
Durante esta Semana por la Paz 2023, enmarcada en la fiesta de San Pedro Claver, conocido como el patrono de los derechos humanos, en la que participan múltiples instituciones y organizaciones de la sociedad civil, como es costumbre, cada una de las jurisdicciones eclesiásticas o iglesias particulares del país desarrollará actividades con sus comunidades bajo el propósito de seguir animando esta necesaria búsqueda de reconciliación y paz en Colombia, con espíritu sinodal, tal y como lo propone el papa Francisco.
En palabras de S.S San Juan Pablo II, “el testimonio de caridad sin límites que representa San Pedro Claver, sea ejemplo y estímulo para los cristianos de hoy en Colombia y en América Latina, para que, superando egoísmos e insolidaridades, se empeñen decididamente en la construcción de una sociedad más justa, fraterna y acogedora para todos.” Santuario de San Pedro Claver – Cartagena, Colombia 6 de julio de 1986
Extractado: Conferencia Episcopal Colombiana. https://bit.ly/semanaporlapaz2023
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CEREMONIA DE POSESIÓN DE FRAY MARTÍN JAVIER BERÁSTEGUI
El pasado 27 de agosto, fiesta de Santa Mónica, se llevó a cabo la ceremonia de Posesión del Párroco Fray Martín Javier Berástegui, de la parroquia San Lucas Evangelista, en Costa del Este, Ciudad de Panamá. La celebración de Posesión estuvo presidida por Mons. José Domingo Ulloa, O.S.A, Arzobispo Metropolitano de Panamá.
Fray Martín Berástegui nace en Yábar, Navarra, España el 4 de septiembre de 1941. Hijo de José y Josefa.
Hizo toda su formación en Pamplona y se ordenó sacerdote el 1 de agosto de 1965. Ejerció su ministerio en el campo de la educación y en la acción pastoral, primero en España y luego en América Latina; en países como República Dominicana, Guatemala y Panamá.
En la actualidad, además de párroco de San Lucas, es el delegado de los religiosos agustinos recoletos que residen en Panamá.
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JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN
«Que la justicia y la paz fluyan» es el tema del tiempo ecuménico de la Creación de este año, inspirado en las palabras del profeta Amós: «Que el derecho corra como el agua, y la justicia como un torrente inagotable» (5,24).
El 1 de Setiembre se celebra ¨La Jornada Mundial por el cuidado de la creación”. Con esta Jornada comienza el Tiempo ecuménico de la Creación que se cierra el 4 de octubre, Día de San Francisco de Asís, patrón de la ecología. «Que la justicia y la paz fluyan» es el tema que propone el papa Francisco para este año.
En el “Mensaje para la Jornada Mundial de oración por el cuidado de la creación” el papa Francisco nos interroga:
“¿Cómo podemos contribuir al río poderoso de la justicia y de la paz en este Tiempo de la Creación? ¿Qué podemos hacer nosotros, sobre todo como Iglesias cristianas, para sanar nuestra casa común de modo que vuelva estar llena de vida? Debemos decidir transformar nuestros corazones, nuestros estilos de vida y las políticas públicas que gobiernan nuestra sociedad.” …”Que en este Tiempo de la Creación, como seguidores de Cristo en nuestro común camino sinodal, vivamos, trabajemos y oremos para que nuestra casa común esté llena nuevamente de vida. Que el Espíritu Santo siga aleteando sobre las aguas y nos guíe a la «renovación de la superficie de la tierra» (cf. Sal 104,30).
Mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial de oración por el cuidado de la creación
La Santa Sede hace público el jueves 25 de mayo de 2023 el mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial de oración por el cuidado de la creación, que se celebra el 1 de septiembre.
Tomado de: https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/pont-messages/2023/documents/20230513-messaggio-giornata-curacreato.html
MENSAJE DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN
1 de septiembre de 2023
Queridos hermanos y hermanas:
“Que la justicia y la paz fluyan” es el tema del Tiempo ecuménico de la Creación de este año, inspirado en las palabras del profeta Amós: «Que el derecho corra como el agua, y la justicia como un torrente inagotable» (5,24).
Esta expresiva imagen de Amós nos dice lo que Dios desea. Dios quiere que reine la justicia, que es esencial para nuestra vida de hijos a imagen de Dios, como el agua lo es para nuestra supervivencia física. Esta justicia debe surgir allí donde sea necesaria, no esconderse demasiado en lo profundo o desaparecer como el agua que se evapora, antes de podernos sostener. Dios quiere que cada uno busque ser justo en cada situación; se esfuerce siempre en vivir según sus leyes y, por tanto, en hacer posible que la vida florezca en plenitud. Cuando buscamos ante todo el reino de Dios (cf. Mt 6,33), manteniendo una justa relación con Dios, la humanidad y la naturaleza, entonces la justicia y la paz pueden fluir, como una corriente inagotable de agua pura, nutriendo a la humanidad y a todas las criaturas.
En julio de 2022, en un hermoso día de verano, medité sobre estos argumentos durante mi peregrinación a las riberas del lago Santa Ana, en la provincia de Alberta, en Canadá. Ese lago ha sido y sigue siendo un lugar de peregrinación para muchas generaciones de indígenas. Como dije en aquella ocasión, acompañado por el sonido de los tambores: «¡Cuántos corazones llegaron aquí anhelantes y fatigados, lastrados por las cargas de la vida, y junto a estas aguas encontraron la consolación y la fuerza para seguir adelante! También aquí, sumergidos en la creación, hay otro latido que podemos escuchar, el latido materno de la tierra. Y así como el latido de los niños, desde el seno materno, está en armonía con el de sus madres, del mismo modo para crecer como seres humanos necesitamos acompasar los ritmos de la vida con los de la creación que nos da la vida». [1]
En este Tiempo de la Creación, detengámonos en estos latidos del corazón: el nuestro, el de nuestras madres y abuelas, el latido del corazón del creado y del corazón de Dios. Hoy no están en armonía, no laten juntos en la justicia y en la paz. A muchos se les impide de beber en este río vigoroso. Escuchemos entonces la llamada a estar al lado de las víctimas de la injusticia ambiental y climática, y a poner fin a esta insensata guerra contra la creación.
Vemos los efectos de esta guerra en los muchos ríos que se están secando. «Los desiertos exteriores se multiplican en el mundo, porque se han extendido los desiertos interiores», afirmó una vez Benedicto XVI. [2] El consumismo rapaz, alimentado por corazones egoístas, está perturbando el ciclo del agua en el planeta. El uso desenfrenado de combustibles fósiles y la tala de los bosques están produciendo un aumento de las temperaturas y provocando graves sequías. Horribles carestías de agua afligen cada vez más a nuestras casas, desde las pequeñas comunidades rurales hasta las grandes metrópolis. Además, industrias depredadoras están consumiendo y contaminado nuestras fuentes de agua potable con prácticas extremas como la fracturación hidráulica, para la extracción de petróleo y gas, los proyectos de mega-extracción descontrolada y la cría intensiva de animales. La “Hermana agua”, como la llama san Francisco, es saqueada y trasformada en «mercancía que se regula por las leyes del mercado» (Carta enc. Laudato si’, 30).
El Grupo Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC) afirma que una acción urgente por el clima puede garantizarnos no perder la ocasión de crear un mundo más sostenible y justo. Podemos, debemos evitar que se verifiquen las consecuencias peores. «¡Es tanto lo que sí se puede hacer!» (ibid., 180), si, como muchos arroyos y torrentes, al final confluimos juntos en un río potente para irrigar la vida de nuestro maravilloso planeta y de nuestra familia humana para las generaciones futuras. Unamos nuestras manos y demos pasos valientes para que la justicia y la paz fluyan en toda la Tierra.
¿Cómo podemos contribuir al río poderoso de la justicia y de la paz en este Tiempo de la Creación? ¿Qué podemos hacer nosotros, sobre todo como Iglesias cristianas, para sanar nuestra casa común de modo que vuelva estar llena de vida? Debemos decidir transformar nuestros corazones, nuestros estilos de vida y las políticas públicas que gobiernan nuestra sociedad.
En primer lugar, ayudemos a este río poderoso transformando nuestros corazones. Esto es esencial si se quiere iniciar cualquier otra transformación. Es la “conversión ecológica” que san Juan Pablo II nos instó a realizar: la renovación de nuestra relación con la creación, de modo que no la consideremos ya como un objeto del que aprovecharnos, sino por el contrario, la custodiemos como un don sagrado del Creador. Démonos cuenta, además, que un enfoque integral requiere poner en práctica el respeto ecológico en cuatro direcciones: hacia Dios, hacia nuestros semejantes de hoy y de mañana, hacia toda la naturaleza y hacia nosotros mismos.
En cuanto a la primera de estas dimensiones, Benedicto XVI señaló la urgente necesidad de comprender que creación y redención son inseparables: «El Redentor es el Creador, y si nosotros no anunciamos a Dios en toda su grandeza, de Creador y de Redentor, quitamos valor también a la Redención». [3] La creación se refiere al misterioso y magnífico acto de Dios que crea de la nada este majestuoso y bellísimo planeta, así como este universo, y también al resultado de esta acción, todavía en marcha, que experimentamos como un don inagotable. Durante la liturgia y la oración personal en la «gran catedral de la creación», [4] recordemos al Gran Artista que crea tanta belleza y reflexionemos sobre el misterio de la amorosa decisión de crear el cosmos.
En segundo lugar, contribuyamos al flujo de este potente río transformando nuestros estilos de vida. A partir de la grata admiración del Creador y de la creación, arrepintámonos de nuestros “pecados ecológicos”, como advierte mi hermano, el Patriarca Ecuménico Bartolomeo. Estos pecados dañan el mundo natural y también a nuestros hermanos y a nuestras hermanas. Con la ayuda de la gracia de Dios, adoptemos estilos de vida que impliquen menos desperdicio y menos consumo innecesarios, sobre todo allí donde los procesos de producción son tóxicos e insostenibles. Tratemos de estar lo más atentos posible a nuestros hábitos y decisiones económicas, de modo que todos puedan estar mejor: nuestros semejantes, donde quiera que se encuentren, y también los hijos de nuestros hijos. Colaboremos en la continua creación de Dios a través de decisiones positivas, haciendo un uso lo más moderado posible de los recursos, practicando una gozosa sobriedad, eliminando y reciclando los desechos y recurriendo a los productos y a los servicios, cada vez más disponibles que son ecológicamente y socialmente responsables.
Finalmente, para que el río poderoso sigua fluyendo, debemos transformar las políticas públicas que gobiernan nuestras sociedades y modelan la vida de los jóvenes de hoy de mañana. Las políticas económicas que favorecen riquezas escandalosas para unos pocos y condiciones de degradación para muchos determinan el final de la paz y la justicia. Es obvio que las naciones más ricas han acumulado una “deuda ecológica” ( Laudato si’, 51). [5] Los líderes mundiales que estarán presentes en la cumbre COP28, programada en Dubái del 30 de noviembre al 12 de diciembre de este año, deben escuchar la ciencia e iniciar una transición rápida y equitativa para poner fin a la era de los combustibles fósiles. Según los compromisos del Acuerdo de París para frenar el riesgo de calentamiento global, es una contradicción consentir la continua explotación y expansión de las infraestructuras para los combustibles fósiles. Levantamos la voz para detener esta injusticia hacia los pobres y hacia nuestros hijos, que sufrirán las peores consecuencias del cambio climático. Hago un llamado a todas las personas de buena voluntad para que actúen en base a estas orientaciones sobre la sociedad y la naturaleza.
Otra perspectiva paralela se refiere específicamente al compromiso de la Iglesia católica con la sinodalidad. Este año, el cierre del Tiempo de la Creación, el 4 de octubre, fiesta de san Francisco, coincidirá con la apertura del Sínodo sobre la Sinodalidad. Como los ríos que se alimentan de miles de minúsculos arroyos y torrentes más grandes, el proceso sinodal iniciado en octubre de 2021 invita a todos los componentes, en su dimensión personal y comunitaria, a converger en un río majestuoso de reflexión y renovación. Todo el Pueblo de Dios es acogido en un apasionante camino de dialogo y conversión sinodal.
Del mismo modo, como una cuenca fluvial con sus muchos afluentes grandes y pequeños, la Iglesia es una comunión de innumerables Iglesias locales, comunidades religiosas y asociaciones que se alimentan de la misma agua. Cada manantial añade su contribución única e insustituible, para que todas confluyan en el vasto océano del amor misericordioso de Dios. Como un río es fuente de vida para el ambiente que lo circunda, así nuestra Iglesia sinodal debe ser fuente de vida para la casa común y para todos aquellos que la habitan. Y como un río da vida a toda clase de especies animales y vegetales, también una Iglesia sinodal debe dar vida sembrando justicia y paz en cualquier lugar a donde llegue.
En julio de 2022 en Canadá, recordé el Mar de Galilea donde Jesús curó y consoló a mucha gente, y donde proclamó “una revolución de amor”. Escuché que también el Lago de Santa Ana es un lugar de curación, consolación y amor, un lugar que «nos recuerda que la fraternidad es verdadera si une a los que están distanciados, que el mensaje de unidad que el cielo envía a la tierra no teme las diferencias y nos invita a la comunión, a la comunión de las diferencias, para volver a comenzar juntos, porque todos —¡todos!— somos peregrinos en camino». [6]
Que en este Tiempo de la Creación, como seguidores de Cristo en nuestro común camino sinodal, vivamos, trabajemos y oremos para que nuestra casa común esté llena nuevamente de vida. Que el Espíritu Santo siga aleteando sobre las aguas y nos guíe a la “renovación de la superficie de la tierra” (cf. Sal 104,30).
Roma, San Juan de Letrán, 13 de mayo de 2023
FRANCISCO
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[1] Homilía junto al Lago Santa Ana, Canadá, 26 julio 2023.
[2] Homilía en ocasión del solemne inicio del ministerio petrino, 24 de abril de 2005.
[3] Encuentro con el clero de la diócesis de Bolzano-Bressanone, 6 de agosto de 2008.
[4] Mensaje para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, 21 de julio de 2022.
[5] «Porque hay una verdadera “deuda ecológica”, particularmente entre el Norte y el Sur, relacionada con desequilibrios comerciales con consecuencias en el ámbito ecológico, así como con el uso desproporcionado de los recursos naturales llevado a cabo históricamente por algunos países» ( Laudato si’, 51).
[6] Homilía junto al Lago Santa Ana, Canadá, 26 julio 2023.
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FIESTAS AGUSTINIANA: N.P SAN AGUSTÍN
Las comunidades locales de Bogotá, Colombia, hemos celebrado la Solemnidad de Nuestro Padre San Agustín, acompañados por la familia agustiniana: religiosas MAR, OAR y ARE, Fraternidades seglares, Comunidad de Madres Mónicas y JAR . Caminamos juntos con una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios #OAR #AgustinosRecoletos
La Familia Agustiniana celebra los días 27 y 28 de agosto, las fiestas de Santa Mónica y San Agustín, respectivamente. Ambos santos han suscitado, desde los siglos IV-V d.C., multitud de admiradores. Y, en abundantes ocasiones, también de seguidores, como en el caso de San Agustín, de cuyo pensamiento y espiritualidad han bebido y beben multitud de grupos de religiosos y laicos en todo el mundo.
Además de las comunidades de Bogotá, a lo largo de toda nuestra provincia, cada una de las comunidades locales, ministerios y servicios, colocaron especial fervor a la celebración de la solemnidad de nuestro padre San Agustín. Momentos animados por el encuentro fraterno, jornadas de oración, espacio de catequesis y formación en el carisma agustiniano, entre otros, concluyeron este mes fuertemente llamado agustiniano por excelencia.
#OAR #AgustinosRecoletos
Compartimos a continuación el mensaje de la homilía de nuestro Prior Provincial, Fray José David Niño Gómez.
Un saludo fraterno en Jesucristo Buen Pastor, a todos los presentes y a cuantos nos siguen por el Canal Cristo Visión y las diversas plataformas de redes sociales.
Hoy, La Iglesia, las Ordenes y congregaciones agustinianas, en persona de los superiores generales, provinciales y sus consejos, celebramos la gran Solemnidad de Nuestro Padre san Agustín. Desde la Provincia de la Candelaria en España, Panamá, República Dominicana, Guatemala y Colombia, Saludamos de manera especial a:
- Las Misioneras Agustino Recoletas,
- Agustinas Recoletas de los Enfermos,
- Monjas Agustino Recoletas de vida contemplativa,
- Fraternidades seglares, agustino recoletas,
- Comunidades, coros de madres Mónicas,
- Juventudes Agustino Recoletas,
- Docentes y alumnos de los colegios agustinianos y Uniagustiniana,
- Agentes de pastoral y laicos de nuestras parroquias, santuarios y misiones,
- Fieles y allegados a la familia agustino recoleta,
- Fundación san Ezequiel Moreno
- Personas que ejercen el voluntariado en los diversos organismos de la Orden,
- Benefactores, empleados y personas que oran con nosotros y por nosotros,
- Comunidad parroquial San Nicolás de Tolentino, Familiares y amigos.
La Palabra de Dios en los hechos de los apóstoles, nos describe, el proceder de los primeros cristianos, cómo su conducta, agradaba al Señor, tanto en la oración, la fracción del pan y los bienes que ponían en común; para que nadie pasase necesidad: haciendo que fueran bien vistos por todos. Este texto será oportunamente asumido por San Agustín para afianzar las bases de su ideal monástico.
En la segunda lectura el apóstol Pablo, exhorta a Timoteo y hoy a nosotros, con un vademécum, recetario de recomendaciones: a proclamar la Palabra de Dios en todas las circunstancias, preservando la sana doctrina, y en medio de las adversidades cumplir con la tarea de evangelizador, corriendo hasta la meta, manteniendo la fe; para obtener la corona, la recompensa prometida a quienes realizan su tarea con responsabilidad.
El Evangelio de San Juan (10, 7-18), recién proclamado, es un texto apropiado, quizás el mejor, para comprender la misión De Cristo Puerta del redil y a la vez, Buen Pastor que da la vida por las ovejas, para que estas tengan vida en abundancia. Con Jesús Pastor de pastores, podemos contemplar a San Agustín: Padre de la Iglesia, defensor de la Verdad, doctor de la Gracia; quien, a imitación de Cristo, igualmente estuvo dispuesto a ofrendar su vida por el rebaño a él encomendado.
Cada año, el mes de agosto nos congregamos para celebrar y afianzar el ideal propuesto por Jesús a sus discípulos y seguidores; ideal que san Agustín condenso en la regla o forma de vida para cuantos quisieran tomar parte en el santo propósito de vida fraterna: Teniendo un solo corazón y una sola alma dirigidos hacia Dios.
Desde San Agustín, en más de 1600 años, los dones del Señor se han desbordado en el cúmulo de personas que con Agustín compartieron la vida, y en aquellos que durante 17 siglos comprendieron que vivir conforme a la propuesta del santo, fue y sigue siendo un ideal noble que bendice y agrada al Señor.
Junto a Agustín hallamos a su madre: Santa Mónica, y los santos: Alipio, Posidio, Rita de Casia, Nicolás de Tolentino, Alonso de Orozco, Clara de Montefalco, entre tantos, y una multitud de mártires en Africa y Japón, beatos y siervos de Dios que con la entrega generosa de sus vidas han conformado el cielo agustiniano. Desde allí nos invitan a seguirles en este camino de santificación. Todos ellos son sólo una muestra, entre tantos más que impregnados del carisma de Agustín de Hipona, le apostaron a la santidad como proceso de la gracia divina que dura toda la vida y que se obtiene en la perfección del amor, como obra del Espíritu Santo.
En medio de las inseguridades del mundo, azotado por las diferencias sociales, guerras, conflictos internacionales y locales; las paranoias, que en tan diversas circunstancias nos llevan a encerrarnos, física y emocionalmente. Celebrar a San Agustín este día 28 de agosto, es para todos, un don, regalo y bálsamo reconfortante.
Todos en diversos modos o circunstancias de la vida personal, podemos vernos igualmente reflejados en la vida de Agustín, antes o después de su conversión. Ojalá prime lo segundo. Vidas de convertidos, vidas santas, para agradar al Señor desde cualquier profesión o estado transitorio o permanente de vida.
A San Agustín le conocemos como el hombre inquieto y apasionado, el buscador de la verdad, el amigo fiel e incondicional, el oyente, el estudioso, el interlocutor, maestro de la reflexión y deducción, el convertido, enamorado de la Palabra de Dios; el escritor, predicador… El santo del corazón, el enamorado de la gracia divina, el monje, sacerdote, obispo, padre, doctor y defensor de la Iglesia y mucho más.
Junto con San Pablo, San Agustín es el modelo de convertido y santo de todos los tiempos, él, nos heredó en su doctrina y escritos, cómo agradar a Dios siendo cristianos de verdad. Acerquémonos a él en sus Confesiones, sermones o en los comentarios a los salmos; en la diversidad de sus obras y reflexiones.
En los escritos del Obispo de Hipona seguiremos encontrando, un océano desbordante de motivos y razones para salir al paso en las encrucijadas de la vida, aquellas que tantas veces suscitan en nosotros: lágrimas, agobios, desesperanzas y desmotivaciones.
Para nadie es tarde, la posibilidad de convertirse, aprendámoslo de san Agustín, si todavía nos hallamos sumidos en las luchas interiores que nos arrebatan la paz y el sosiego del alma. Si sentimos que todavía debemos alargar el brazo y extender la mano para abrazarnos a la verdadera y permanente experiencia de la conversión, si todavía nos cuesta avanzar en el camino cuesta arriba, pidamos al Señor que nos tienda su mano, nos reanime y camine con nosotros.
En la senda de la conversión, siempre es necesario avanzar, pues mejor: cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. mantenerse en el camino, no desviarse, pues si corremos fuera de él, mientras más corramos, más nos alejaremos de la meta. La fuerza para combatir el mal y lograr la conversión, hay que pedirla con humildad y de corazón al Señor, con Palabras de san Agustín: Dame señor lo que mandas y manda lo que quieras.
Empeñémonos en este proceso, con avidez, como quien desfallece de hambre, convencidos de que pronto la hallaremos; entonces, podremos exclamar con san Agustín cuando sintió que había hallado la plenitud de la Verdad que tanto deseaba: Tarde te amé, tarde te amé, hermosura siempre antigua y siempre nueva, tarde te amé; yo te buscaba fuera, cuando Tú estabas dentro de mí, tarde te amé.
Celebrar a los santos es una invitación a abrazarse a Dios, en actitud de confianza por medio de la oración. Esto nos enseña Agustín:
- Él nos invita a acudir a buscar al Señor de esta manera:
Busquemos a Aquel en quien encontramos la seguridad de todas las cosas; contemplemos a Aquel en quien todas son ciertas;
Amemos a Aquel en quien tenemos la suprema rectitud.
Cuando buscamos, contemplamos y amamos; y amando nos encaminamos hacia el Dios que nos salva.
Haz Señor que te busquemos siempre, para amarte y contemplarte, para alabarte y adorarte. (ciu. 8,4).
Aunque san Agustín, abrazando el deseo monástico, quiso salvarse en el ejercicio de un oficio humilde, para no caer de un cargo elevado, Después de su conversión y su bautismo, habiendo regresado a África, su tierra natal; fue llamado por la Iglesia a ser presbítero y posteriormente obispo de Hipona, debiendo renunciar a su proyecto personal de vida para servir a la Iglesia de Cristo yendo allí donde esta lo requiera; pues el siervo no debe contrariar a su Señor.
De la misma manera, nosotros en la Iglesia como miembros de Cristo, si tenemos arraigado el amor, ninguna otra cosa sino amor, serán nuestros frutos.
Ama y haz lo que quieras:
si callas, callarás con amor;
si gritas, gritaras con amor;
si corriges, corregirás con amor;
si perdonas, perdonarás con amor.
Cuanto hagas, siempre, hazlo por amor. Pues por el peso de mi amor, soy llevado a donde quiera que voy (Conf. 9).
Para todos, un abrazo sincero y una feliz Solemnidad de san Agustín.
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FIESTAS AGUSTINIANA: SANTA MÓNICA
Al concluir el rezo del ángelus el pasado domingo 27, el Papa Francisco recordó que es el día de Santa Mónica, madre de San Agustín, e hizo este especial pedido a los fieles.
“Hoy se recuerda a Santa Mónica, madre de San Agustín: con sus oraciones y sus lágrimas pedía al Señor la conversión del hijo; ¡mujer fuerte, mujer valiente!”, compartió el Santo Padre ante los fieles reunidos, este mediodía romano, para el rezo mariano en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
“Recemos por tantas mamás que sufren cuando los hijos están un poco perdidos o están en caminos difíciles en la vida”, pidió el Papa.
Cada 27 de agosto, la Iglesia Católica, y de manera especial nuestra familia agustino recoleta, celebra a Santa Mónica, patrona de las esposas. Nació en Tagaste, en la actual Túnez, (África), en el año 331. Se casó, en un matrimonio arreglado, con Patricio, un hombre violento y mujeriego.
Alguna vez le preguntaron por qué su esposo no le pegaba teniendo tan mal genio, a lo que ella respondió: “Es que, cuando mi esposo está malhumorado, yo me esfuerzo por estar de buen humor. Cuando él grita, yo me callo. Y como para pelear se necesitan dos, y yo no acepto la pelea, pues…. no peleamos”.
Santa Mónica nunca dejó de rezar y ofrecer sacrificios por la conversión de su esposo, cosa que finalmente logró y Patricio (el papá de San Agustín) se bautizó poco antes de morir.
La santa rezaba también mucho por su hijo, San Agustín –cuya fiesta se celebra el 28 de agosto– y un día intercedió por él ante un obispo quien le respondió esta famosa frase: “Esté tranquila, es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas”.
Querida comunidad, en el marco de esta hermosa celebración, nuestra comunidades en la provincia de la Candelaria vivieron con gran devoción esta festividad, desarrollando diversas actividades precedentes a la celebración eucarística. Caso particular en la Panamá, donde este domingo 27 de agosto, se celebró la 6ta Carrera-Caminata Santa Mónica, en un ambiente familiar, donde se exaltó la importancia de la madre de familia, allí participaron mamás del Colegio San Agustín y la Parroquia San Lucas. Aprovechando esta oportunidad la Comunidad de Madres Mónicas se hizo presente, estuvieron dándoles información e invitándolas a conformar sus coros de oración para velar siempre por sus hijos.
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MENSAJE DEL PRIOR GENERAL PARA LA FIESTA DE SAN AGUSTÍN 2023
San Agustín y las pequeñas cosas
Que el Dios de la esperanza colme nuestros corazones de alegría y paz
Estimados hermanos:
En toda la Orden nos preparamos de una u otra forma para celebrar las grandes fiestas de Santa Mónica, Ntro. Padre San Agustín y Ntra. Sra. de la Consolación e igualmente en algunas latitudes de la geografía recoleta se preparan para iniciar un nuevo curso; un curso que tendrá como lema una de las frases del sermón 69 de Ntro. Padre san Agustín: ¿Aspiras a grandes cosas? Comienza por las más pequeñas.
Me preguntaba si un hombre importante como Agustín en su época tendría tiempo para ocuparse de las cosas pequeñas y de los asuntos menores. Un hombre que estuvo pendiente de defender la sana doctrina y de combatir las herejías, principalmente el donatismo y el pelagianismo; de hacer llegar sus escritos a los Concilios, de los que no participó por sus múltiples ocupaciones pastorales; que escribió tanto y sobre cosas tan importantes y con tanta profundidad, que necesitaríamos dos vidas para leer su inmensa producción literaria; que acompañaba espiritualmente a muchos fieles de forma personal y a través de sus cartas; que resolvía diariamente, a modo de juez, muchos asuntos que se iban presentando en la Iglesia de Hipona; que daba su opinión, viajaba y se involucraba en asuntos de otras iglesias de África; que estaba atento al rumbo que iban tomando los monasterios por él fundados y los inspirados en su forma de vida; que preparaba exhaustivamente sus sermones. ¿Uno de los pocos sabios y santos que ha escrito un tratado sobre el sublime e insondable Misterio de la Santísima Trinidad, podría preocuparse de las cosas pequeñas del día a día? Creo que la respuesta todos la tenemos clara, porque todos hemos leído y escuchado inúmeras veces la Regla de Ntro. Padre y es impresionante percibir cómo Agustín desciende a los menores y mínimos detalles, a las cosas más pequeñas, que tal vez nosotros no tendríamos en cuenta, pero que para él no pasaron desapercibidas porque juzgaba que eran importantes: la comida, el porte exterior, el lavado de las ropas, la lectura en el refectorio, la alimentación de los enfermos, el trato con las mujeres, las miradas, las discusiones y murmuraciones, el baño del cuerpo, la forma de pedir los libros, el calzado y la ropa, etc.
No es difícil descubrir por qué un hombre como Agustín, ocupado en asuntos y tareas tan importantes, se percataba y tenía tiempo para prestar atención también a esas pequeñas cosas. Y es que cuanto más cerca estamos de Dios más atención prestamos a los pequeños detalles, pues casi siempre, es en ellos que Dios se nos revela.
En sus sermones y escritos pastorales, san Agustín enfatiza la necesidad de cultivar virtudes como la paciencia, la compasión y la humildad, que podemos considerar como virtudes domésticas y que nos ayudan a mantener la armonía y el amor tanto en la vida familiar como en la comunidad. Estas virtudes son fundamentales para construir relaciones saludables y duraderas, para superar los desafíos y conflictos que puedan surgir en el ámbito doméstico y además nos ayudan a perseverar en nuestro camino espiritual.
Como decíamos en la circular del 24 de marzo de 2023, Dios es lo suficientemente paciente para aguantar siglos de días pequeños. Su Reino, que un día cubrirá la tierra, no comienza siendo grande. Crece de un hombre anciano y de su esposa estéril (Is 51,2). Crece del más pequeño de todos los pueblos (Dt 7,7). Crece de una semilla de mostaza y un poco de levadura (Mt 13,31- 33). Crece de un embrión en el vientre de una virgen (Is 9,6-7). Crece de doce hombres analfabetos (Hch 1,8). Dios usa cosas pequeñas para hacer grandes cosas.
Jesús, rostro humano del Padre, convocó conmovido a todos sus discípulos que deambulaban por el templo para mostrarles el testimonio de la viuda pobre que acababa de depositar en el cofre todas las moneditas que necesitaba para sobrevivir (Cf. Mc 12, 41-44); y compara el Reino con la semilla de mostaza, la menor de todas (Cf. Mt 13, 31), que se convierte en un árbol en el que vienen a anidar los pájaros; y nos dice que nos hagamos como niños -pequeños- si queremos entrar en el Reino de los cielos (Cf. Mt 18, 3-4).
El evangelio de Jesús contrasta con nuestra sociedad que busca el prestigio, la fama, llamar la atención, tener reconocimiento, brillar, poseer riquezas… Hasta nuestra vida de consagrados se ve afectada y contagiada por los anhelos del mundo y a menudo podemos sentirnos abrumados por los desafíos y las metas que nosotros mismos nos imponemos y queremos alcanzar. El Santo Padre nos alerta del peligro del “carrerismo” en la vida religiosa y sacerdotal. Dice Francisco que el carrerismo es la peste para los sacerdotes y una de las formas más horribles de mundanidad (Audiencia con arzobispos españoles, con ocasión del 125 aniversario de la creación del Pontificio Colegio Español San José de Roma. 1 de abril de 2017). No hemos venido a la vida consagrada ni a la Orden a escalar puestos o a hacer carrera, hemos venido para vivir en santidad de vida en comunidad y llevar a Dios a nuestros hermanos. No está mal tener grandes sueños y aspiraciones en la vida, pero sin olvidar que los sueños se suelen forjar y están hechos de pequeños gestos y detalles, también de esos a los que no damos la menor importancia. De hecho, el Papa Francisco más de una vez nos ha recordado que hay tres palabras que definen a las personas: permiso, gracias y perdón (Papa Francisco a los matrimonios en Cracovia el 29 de julio de 2016). Efectivamente, es en esas pequeñas cosas que nos jugamos el ser o no ser para Dios, porque las pequeñas cosas hechas con amor tienen sabor de eternidad (Santa Teresita del Niño Jesús). Y porque la santidad no depende simplemente de la grandeza de nuestras acciones, sino de la intensidad del amor que acompaña a esas acciones. En palabras de Agustín: pon amor en las cosas que haces y las cosas tendrán sentido, retírales el amor y se volverán vacías (Sermón 138, 2). El secreto para la santidad es hacer las cosas ordinarias de la vida diaria con un amor extraordinario todos los días. ¡Ésa es la clave!
Cuando hacemos las cosas con amor, con entrega y dedicación, sin importar cuán pequeñas puedan parecer, ellas adquieren una dimensión eterna. Un simple gesto de amabilidad hacia una persona necesitada, una palabra de aliento a alguien que está sufriendo, un acto de servicio a aquellos que nos rodean, un vaso de agua al que tiene sed, todos estos actos aparentemente insignificantes pueden tener un impacto significativo en la vida de las personas y en nuestra propia alma. No nos olvidemos del proverbio atribuido al literato Eduardo Galeano que dice: mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo.
No nos quedemos esperando la vida entera por grandes acontecimientos u oportunidades que tal vez nunca lleguen. Al contrario, no desperdiciemos nuestro tiempo construyendo castillos en el aire, construyamos sobre las pequeñas cosas de cada día, porque las catedrales se levantan piedra a piedra y los corazones más bellos están formados de pequeñas historias construidas de pequeños detalles.
Por lo tanto, hermanos, no subestimen el poder de las pequeñas cosas cuando las hagan con amor y no olviden que cada día se nos presenta la oportunidad de hacer la diferencia en la vida de alguien, ya sea con una palabra amable, un gesto de ayuda o una sonrisa sincera. No importa cuán insignificante pueda parecer, cada acto de amor tiene un impacto que trasciende el tiempo y el espacio.
En un mundo lleno de prisa y superficialidad, seamos aquellos que marcan la diferencia a través de las pequeñas cosas. Que nuestro amor se expanda y alcance a todos los que nos rodean, iluminando el camino y trayendo un sabor de eternidad a cada encuentro.
Que nuestra Madre y Reina de la Consolación, que estuvo atenta a las necesidades de su prima Isabel, de los novios de Caná y de los discípulos de su Hijo, nos enseñe y ayude a vivir atentos a las necesidades de los que nos rodean y más precisan de nosotros.
Felices fiestas agustinianas.
Que el Señor nos bendiga con su paz.
Madrid, 22 de agosto de 2023
Fiesta de Santa María Reina
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SAN EZEQUIEL MORENO: RETOS Y DESAFÍOS
Con motivo de las celebraciones del mes agustiniano, hemos querido compartir este contenido audiovisual que no muestra algunos datos importantes de la vida de San Ezequiel Moreno, OAR, obispo de Pasto, Santo restaurado de nuestra provincia de la Candelaria, y vicario apostólico de Casanare. este corto video se desarrolló con la ayuda de Fray Richard Ernest Castro Orduz, OAR, párroco de la parroquia San Ezequiel Moreno, en la ciudad Pasto.
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