435 cumpleaños de la Recolección Agustiniana
Hoy, 5 de diciembre, los Agustinos Recoletos celebramos nuestro 418 aniversario.
Celebrar un cumpleaños supone a los humanos por una parte alegría por recibir el cariño de cuantos nos quieren y se alegran por el aniversario de nuestro alumbramiento; por otra, la certeza de que nuestra vida va camino del ocaso, que si bien será, para los creyentes, comienzo de una vida nueva, de la Vida de verdad, no deja de ser siempre un trance que se guarda bajo siete llaves con el fin de dilatar lo máximo posible su aparición.
Celebrar el cumpleaños de una Orden religiosa, es para los que formamos parte de ella, motivo de agradecimiento a Dios, recuerdo de quienes fueron sus fundadores y de quienes a lo largo de más de cuatro siglos han plantado el evangelio a base de sudor y sangre en algunos casos; y esperanza de que cumpla muchos, muchísimos años más. Para los Agustinos Recoletos, soplar 435 velas no es ni mucho menos un ejercicio mecánico o inconsciente. Contar 435 primaveras con algún otoño y más de un invierno, no se ventila con un soplido sin más, sino que requiere llenar bien los pulmones si es que se quiere acabar con las llamas a la primera.
Llenar los pulmones de aire recoleto y no quedarse sin aliento para continuar implica, inspirar en la misma corriente renovadora que movió a Fray Luis de León y Fray Jerónimo de Guevara, entre otros, a iniciar un nuevo modo de vida basado en un mayor rigor en la pobreza y la vida espiritual. Las corrientes de aire de nuestros días son, en principio, distintas a las del siglo XVI; pero, al igual que en la época posterior al Concilio de Trento se hacía necesario un levar anclas, un volver a leer la vida religiosa según la entendió san Agustín a la luz de los nuevos tiempos, un desletargarse y desacomodarse, o lo que es lo mismo llenar los pulmones con la frescura del Espíritu; ahora los nuevos aires de la secularización, de las nuevas pobrezas, de la falta de vocaciones… hacen que no pueda suprimirse este ejercicio. A los religiosos se nos pide, por todas partes, que seamos testimonio de la vida evangélica, pero no un testimonio descafeinado, de brazos caídos y ceño fruncido. Sino el testimonio alegre e ilusionado de quien respira a diario en el aire puro del evangelio a través de los pulmones de la oración, la eucaristía y la vida comunitaria. El resto no serán más que meras brisas playeras cuando no corrientes traicioneras. Aquel llenado de pulmones de Fray Luis, Fray Jerónimo o Fray Mateo Delgado en nuestra América (Desierto de la Candelaria, Colombia), ha dado lugar a que más de un millar de religiosos esparcidos en cuatro continentes intentemos cada día dar testimonio de la frescura del evangelio, viviendo en comunidad y portando buenas noticias, ya sea en las aulas de nuestros colegios agustinianos, en las parroquias, en los hospitales, en las misiones, en las conventos o en los medios de comunicación.
Estimado lector, si aún no nos conoces te invitamos a que te unas a nosotros. Necesitamos nuevos pulmones que nos ayuden a soplar estas 435 velas y sobre todo que nos ayuden a partir y repartir la torta por todo el mundo. ¡¡Feliz aniversario!! ¡¡¡¡Soplemos con fuerzaaaaaaaa!!!!
Parafraseando artículo de sitio web Provincia San Nicolás de Tolentino, post 2006.