La Parroquia de Santa Rita de Madrid enriquece su acervo artístico con un bello óleo de san Ezequiel Moreno
A san Ezequiel Moreno (1848-1906), santo agustino recoleto nacido en Alfaro (La Rioja, España), cuyos restos mortales descansan en la capilla a él dedicada junto a la basílica de la Virgen del Camino de Monteagudo (Navarra), los Agustinos Recoletos le tributan especial veneración, por lo que la Parroquia de Santa Rita encargó al pintor Santiago Bellido Blanco que pintara una imagen del santo alfareño para fomentar la devoción de los fieles.
Al remodelar la cripta de San Nicolás de Tolentino, situada debajo del templo, se vio que era el momento de encargar una imagen de san Ezequiel Moreno, al quedar limpio un amplio paño en el muro del atrio de la misma cripta, donde podría ubicarse el cuadro.
Tomada la decisión de conseguir una imagen, el párroco fray Alberto Moreno dio los pasos necesarios para entrar en contacto con Santiago Bellido, cuyo estilo pictórico era conocido por haber trabajado anteriormente para los Agustinos Recoletos.
Se le encargó un óleo que hiciera juego por su tamaño con el Cristo de la Reconciliación, del escultor Martínez Penella, colocado en el paño del muro frente al que se colocaría a san Ezequiel Moreno. Por lo tanto, de grandes dimensiones. Vino Bellido un día, tomó mil medidas y, como ya conocía la vida y milagros del santo que iba a representar, comenzó su obra, un óleo sobre lienzo de 1,60 de ancho por 2,60 metros de alto. Prácticamente han sido doce meses los que Bellido ha estado pensando, imaginando y componiendo su magnífica obra, siempre abierto a consultas y sugerencias. El 4 de septiembre la dio por finalizada, una vez que le imprimió dos capas de barniz.
Se le preguntó a Bellido qué nombre daba a este cuadro. Su respuesta fue: “para mí sencillamente San Ezequiel Moreno”, que describe así:
El santo aparece centrado, personaje principal, ordenando la composición de una forma noble y estable.
Tres figuras acompañantes lo rodean, ordenando una diagonal lírica que recoge los rostros de todos los personajes. Se han elegido rasgos raciales representantes de los lugares donde el santo ejerció su misión: el muchacho es filipino, el hombre es americano y la mujer es europea. A la vez, cada una es un símbolo de las tres virtudes teologales. El muchacho, iluminado y vestido de blanco, y en actitud de recepción y alegría simboliza la fe. La mujer mendicante atendida por san Ezequiel representa la caridad. Y el hombre que acude al santo con preocupación representa la esperanza. Quiere esta figura expresar la enfermedad, que se marca como un corpúsculo en su pecho, y acude al santo en busca de alivio y curación.
Tras ellos se alza con una presencia poderosa en la composición, pero discreta en la figuración, una mula. Quiere reflejarse la azarosa vida del santo, poblada de anécdotas relacionadas con sus accidentados viajes en los que se hacía acompañar por este animal de carga. La mula sirve de fondo a las figuras, y con una silueta horizontal complementa la vertical del santo y divide el cuadro en dos campos.
En el primer plano, las figuras adquieren un carácter escenográfico, más dramático y con elementos barrocos en tonos y ordenación. Más allá de la mula, aparece un colorido paisaje en el que se observa el convento de Nuestra Señora del Camino de Monteagudo, en una fase constructiva atribuible al siglo XIX. El paisaje sigue una coloración más moderna y en él se adivina una naturaleza atmosférica y real. La situación del convento construye una nueva diagonal dramática que equilibra la anterior y ayuda a percibir un triángulo clásico en el primer plano.
El paisaje superior, con su coloración naturalista ofrece la visión de un mundo idealizado. El convento como lugar de ilusión, donde se busca la armonía y la perfección, relacionando lo divino con la belleza. En la parte inferior, el claroscuro. No es un mundo exento de luz, belleza y alegría, pero no niega la dificultad y el dolor. En todo momento se ha querido evitar en la visión general del cuadro un ambiente de dramatismo pesado; por ello el color buscado quiere mostrar la alegría de la vida de santidad. Por ello también se ha elegido una representación joven del santo, más inspiradora e ilusionante.”
Santiago Bellido
Tomado de sitio web: Provincia de San Nicolás de Tolentino
https://www.agustinosrecoletos.org/actualidad/19021/la-parroquia-de-santa-rita-de-madrid-enriquece-su-acervo-artistico-con-un-bello-oleo-de-san-ezequiel-moreno