“Ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos”
San Juan 15, 15
El 10 de febrero ha tenido lugar la Ordenación Diaconal de los religiosos: Fr. Joe Jair Carabalí González, OAR y Fr. Juan Manuel Garzón Santafé, OAR, por imposición de manos y oración Consecratoria de Mons. Héctor Javier Pizarro Acevedo, OAR, Vicario Apostólico de Trinidad, Casanare. Acompañaron como concelebrantes en la Santa Eucaristía, el Prior General de la Orden, Fray Miguel Ángel Hernández Domínguez quien se encuentra en Colombia realizando la visita fraterna; nuestro Prior Provincial Fray José David Niño Gómez y religiosos de la Provincia, así como los familiares y personas cercanas a los nuevos Diáconos.
El desarrollo de la celebración brilló por el decoro y solemnidad con la que fue conferido el Orden sagrado de los Diáconos. Retomemos algunas palabras de Mons. Héctor Javier Pizarro durante la homilía:
Uno de los elementos que sintetiza el significado del ser diácono se encuentra en los hechos de los Apóstoles, como una actitud de gran servicio en las primeras comunidades cristianas, en la naciente Iglesia; así se encuentra detallado en el texto sagrado de los Hechos. Esto denotaba un servicio Integral, tal como en aquello 7 que fueron elegidos por los Apóstoles una vez fueron bautizados. (Hechos 6:1-7) Es en ese contexto que Dios dirige a la elección de los primeros diáconos en la iglesia. Así que la importancia del oficio diaconal se desprende de que son un instrumento de Dios para preservar la unidad de la iglesia.
En tal sentido se puede entender que el Diácono es un misionero servidor de la fe y no un adorno de las grandes celebraciones.
Los ordenantes fueron invitados por Mons. Javier, además, a ser misioneros apasionados, alegres y comprometidos con la evangelización, de manera especial a las puertas del sínodo de la sinodalidad en su segunda etapa; del Año Santo de la Esperanza que se aproxima; de los 500 años del suceso Guadalupano y 2000 años de la Redención del mundo, de manera que los Obispos y superiores legítimos puedan contar con el servicio del Diácono.
Se denotó la importancia del reconocer al Diácono en su esencia, en su ser y no como un “cura chiquito” o “estorbo” dentro del servicio al Altar, a la liturgia y a la dispensación de los sacramentos que a este ministerio especial compete. El ministro de la diaconía no es transitorio, aunque se aspire al orden de los presbíteros, es una vocación permanente y que instituye para siempre, puesto que es servidor.
Todos los ministros ordenados fueron Diáconos “transitorios” pero siguen siendo uno, porque, aunque sea Obispo o Presbítero, debe estar siempre la actitud de servicio a la Iglesia. El Diácono debe ser un hombre de Esperanza, movido por la fuerza del Espíritu Santo para que asuma su ministerio con responsabilidad.
La ceremonia de Ordenación concluyó con las palabras del Prior Provincial, motivando a los nuevos ministros a atisbar el ministerio como un regalo de Salvación que Jesús concede a los que ha llamado para la glorificación del Padre, y que se ha recibido inmerecidamente por la fuerza del Espíritu Santo. Es un peldaño más para subir, donde no termina la meta, sino que da inicio a una carrera de servicio a la Iglesia, a la Provincia, a la Orden de Agustinos Recoletos.
Oremos mucho por estos nuevos hermanos, por los religiosos ordenados y por la Iglesia universal.
Un corto video Reel: