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Author: candelariaoar

CENTENARIO DE LOS AGUSTINOS RECOLETOS EN ARGENTINA: UN ACONTECIMIENTO PARA CELEBRAR

viernes, 03 enero 2025 by candelariaoar

El año 2025 marca un hito muy especial para los Agustinos Recoletos en Argentina, ya que se conmemoran 100 años de su presencia en el país. Este acontecimiento no solo es una ocasión para recordar y agradecer el legado de los muchos religiosos que han desarrollado su misión en estas tierras, sino también, en este año del Jubileo, para renovar el compromiso evangelizador con una mirada de esperanza.

La historia de los Agustinos Recoletos en Argentina comenzó en 1925, cuando tres religiosos dejaron Brasil y España para plantar su carisma en un territorio desconocido. A pesar de los desafíos iniciales, fundaron comunidades en Buenos Aires, Santa Fe y Rosario, sentando las bases de la Vicaría de Argentina. Con un número reducido de frailes, construyeron templos, iniciaron proyectos educativos y extendieron su misión pastoral. La creación del seminario de Gándara en 1939 marcó el comienzo de su labor formativa, que se consolidó con colegios emblemáticos como el San José y el Agustiniano. Este centenario honra su espíritu de sacrificio, la capacidad de superar adversidades y la visión de comunidad, mientras renueva el compromiso de continuar su misión apostólica y educativa, llevando su herencia espiritual a las nuevas generaciones con esperanza y dedicación.

Una inauguración solemne

El evento inaugural del Centenario tendrá lugar el 18 de enero en la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima, en Mar del Plata. La celebración comenzará con una misa solemne presidida por Mons. Darío Rubén Quintana, agustino recoleto y obispo prelado de Cafayate. Este acto marcará el inicio de un año lleno de actividades conmemorativas en cada una de las comunidades.

Invitación a participar

El Vicario de la Provincia Santo Tomás de Villanueva en Argentina, Fr. Ricardo Daniel Medina, ha expresado su deseo de que «todos los fieles, alumnos y miembros de las comunidades participen no solo de este evento inaugural, sino también de las múltiples actividades que se llevarán a cabo en las distintas casas de la Vicaría en el país». Cada comunidad organizará eventos que reflejen su historia y particularidades. «Se espera que todos promuevan activamente este hermoso acontecimiento», expresa Medina.

Himno del Centenario de los Agustinos Recoletos en Argentina

Para acompañar la conmemoración del centenario, el Ministerio de Música de la Vicaría de Argentina ha compuesto el himno «Somos peregrinos», inspirado en el lema del Jubileo 2025 «Peregrinos de esperanza». El compositor ha sido Alejandro Ezequiel Manzur, y en la producción musical han colaborador Joaquín Tévez y Juan Marcelo De Biase. La canción estará disponible en Recoletos Music, y se podrá escuchar en la principales plataformas musicales.

Un legado de fe y servicio

La presencia de los Agustinos Recoletos en Argentina ha sido, durante estos cien años, un testimonio vivo de dedicación y compromiso, especialmente, con la vida parroquial y la educación. Su obra perdura en cada una de las parroquias y colegios que han fundado, así como en el corazón de los fieles que han sido tocados por su labor evangelizadora. En la actualidad, hay siete comunidades de Agustinos Recoletos en Argentina, distribuidas en la ciudad de Buenos Aires, Rosario, Santa Fe, Mar de Plata y San Andrés (Buenos Aires).

Además, en los últimos años, dos religiosos argentinos han sido ordenados obispos, Mons. Carlos María Domínguez y Mons. Darío Quintana, que desarrollan su misión episcopal en la Diócesis de San Rafael y en la Prelatura de Cafayate, respectivamente. El Centenario también quiere reconocer el compromiso de tantos laicos que, en parroquias, Fraternidad Seglar, JAR, Red EDUCAR, CEAR y ARCORES llevan adelante la misión de la Orden en Argentina.

Como ha indicado Fr. Ricardo Daniel Medina, «el centenario de los Agustinos Recoletos en Argentina está llamado a ser un momento de alegría, gratitud y renovación del compromiso con su misión». Es también un recordatorio de que, con la colaboración de todos, el legado de estos cien años puede seguir creciendo y dando frutos en el futuro. «Esperamos que esta celebración sea una ocasión para fortalecer los lazos de fe y comunidad entre todos los que forman parte de esta gran Familia agustino recoleta».

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PRIMERA PROFESIÓN: NOVICIADO DESIERTO DE LA CANDELARIA

viernes, 03 enero 2025 by candelariaoar

El sábado 21 de diciembre de 2024, tuvo lugar la ceremonia de profesión religiosa de los tres de los seis jóvenes que concluyen su etapa de noviciado, en el Convento Desierto de la Candelaria, a las 10:00 a.m. La eucaristía fue presidida por el Prior Provincial, fray José David Niño Gómez, OAR. y quienes emitieron sus votos temporales son: fray. Juan Espitia, fray. Zamir Ortiz y fray. francisco Sánchez.

El padre Provincial introdujo la homilía atisbando los inicios de la recolección en aquel lugar hermoso que hoy conocemos como desierto de la Candelaria, y que ha sido un lugar para ellos, los novicios, como tiempo de paz, de oración, llanto y reflexión.

Animó a los nuevos profesos para que, en el marco del adviento, descubran todos los espacios de crecimiento personal, espiritual y comunitario vividos a lo largo de un año en el noviciado. De la misma manera los invitó para que continúen colocando la vida en las manos del Señor y no con la mirada en los talentos y virtudes, sino en el descubrimiento de la trascendencia y la interioridad.

 Vivan en la experiencia del auxilio del Señor, en quien se debe depositar la confianza como lo recuerda el Salmo 32, pues debe ser el quehacer de los que hoy reciben la profesión; o como dice el profeta Samuel, “Aquí estoy porque me has llamado”

Por eso el cumplimiento de lo que hoy prometen: Pobreza, Castidad y Obediencia, siempre van en contracorriente a lo que el mundo propone, porque no cuesta nada decir “SI”, sino más bien cuesta en mantenerse en la fidelidad en la respuesta a Dios, la cual se puede conseguir con la humildad y la Oración, mediante el abandono y la confianza en Él. Dios nos hace siempre personas nuevas, capaces de donarnos y regalar la vida en el servicio alegre y sin condición.

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EL AÑO DE JUBILEO 2025: “PEREGRINOS DE ESPERANZA”

viernes, 03 enero 2025 by candelariaoar

El Santo Padre ha abierto la puerta santa de la Basílica de San Pedro, y con ello inicia un Año de Jubileo o Año Jubilar, algo que ocurre cada 25 años. El tema de este Jubileo 2025 es “Peregrinos de esperanza”, pues será un año de esperanza para todo el mundo, que sufre el flagelo de las guerras, los efectos persistentes de la pandemia de COVID-19 y la crisis del cambio climático.

La espera ha terminado: este martes 24 de diciembre de 2024, pasadas las 19:00 (hora local), el Papa Francisco abrió la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro, marcando el inicio del Jubileo Ordinario de 2025. 

Este acontecimiento histórico estuvo precedido de un momento de oración y de la antífona:

“Esta es la puerta del Señor. Por esta puerta entran los justos Entraré en tu casa, Señor. Me postraré ante tu templo santo. Ábranme las puertas de la justicia. Entraré para dar gracias al Señor.”

Este evento es el primero de una serie de celebraciones que invitarán a los fieles de todo el mundo a vivir la «experiencia viva del amor de Dios», como expresó el Papa en la bula de Indicción Spes non confundit, ofreciendo así una esperanza cierta de salvación en Cristo. Más de 6.000 fieles siguieron la ceremonia desde el interior de la Basílica y más de 20.000 en el exterior, a través de las pantallas gigantes instaladas en la Plaza de San Pedro.

El gesto de abrir la Puerta Santa es un rito profundamente significativo, no solo para la Iglesia, sino para todos los cristianos. En palabras del Papa, este es «el momento de un nuevo Jubileo», un tiempo de gracia que nos llama a la reconciliación, a la conversión y a un renovado encuentro con Dios. La Puerta Santa no es solo un umbral físico, sino un símbolo de la invitación divina a cruzar hacia un nuevo comienzo, un camino de esperanza que se abre ante todos.

Luego de haber pasado el Santo Padre, cruzaron la Puerta Santa los cardenales, arzobispos, obispos y representantes del Pueblo de Dios, procedentes de los cinco continentes, y se dirigieron hacia el Altar de la Confesión. Los miles de fieles y peregrinos que vendrán a Roma hasta el 6 de enero de 2026, fin del Año Santo, podrán hacerlo desde el 25 de diciembre de 2024.

Oración del Papa Francisco ante la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, martes 24 de diciembre de 2024. (Vatican Media)

El rito de apertura de las Puertas Santas de las tres restantes Basílicas papales

En los próximos días, según la disposición del Papa Francisco, se abrirán las Puertas Santas de la Basílica de San Juan de Letrán, el 29 de diciembre; Santa María la Mayor, el 1 de enero de 2025; y San Pablo Extramuros, el 5 de enero. Asimismo, por deseo expreso del Santo Padre, el 26 de diciembre el Pontífice abrirá la Puerta Santa en la cárcel de Rebibbia de Roma, para ofrecer a los presos un signo concreto de cercanía, «a fin de que sea para ellos un símbolo que invita a mirar al futuro con esperanza y con un renovado compromiso de vida», estableció el Sucesor de Pedro en Spes non confundit. 

Un año jubilar de esperanza y reconciliación

El Papa Francisco subrayó que este Jubileo Ordinario, que se extenderá a lo largo de 2025, será un Año Santo caracterizado por la esperanza que nunca se extingue. Esta esperanza no solo está dirigida a la vida personal de cada creyente, sino que se extiende a la sociedad en su conjunto, a las relaciones interpersonales y a la promoción de la dignidad de cada persona.

«Que nos ayude también a recuperar la confianza necesaria —tanto en la Iglesia como en la sociedad— en los vínculos interpersonales, en las relaciones internacionales, en la promoción de la dignidad de toda persona y en el respeto de la creación», pide el Santo Padre en la bula de convocatoria.

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¡CONCÉDENOS TU PAZ, SEÑOR! – JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ 2025

miércoles, 01 enero 2025 by candelariaoar

«Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz» es el título del Mensaje del Papa Francisco para el Jornada Mundial de la Paz que la Iglesia celebra el 1 de enero, Solemnidad de Santa María Madre de Dios. Inspirándose en el Año Jubilar, el Papa Francisco quiso subrayar la importancia de la conversión personal para lograr una paz verdadera.

 

 

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO

PARA LA LVIII

JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ

1 DE ENERO DE 2025

Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz

  1. Escuchando el grito de la humanidad amenazada
  2. Al inicio de este nuevo año que nos da el Padre celestial, tiempo jubilar dedicado a la esperanza, dirijo mi más sincero deseo de paz a toda mujer y hombre, en particular a quien se siente postrado por su propia condición existencial, condenado por sus propios errores, aplastado por el juicio de los otros, y ya no logra divisar ninguna perspectiva para su propia vida. A todos ustedes, esperanza y paz, porque este es un Año de gracia que proviene del Corazón del Redentor.
  3. En el 2025 la Iglesia católica celebra el Jubileo, evento que colma los corazones de esperanza. El “jubileo” se remonta a una antigua tradición judía, cuando el sonido de un cuerno de carnero -en hebreoyobel– anunciaba, cada cuarenta y nueve años, uno de clemencia y liberación para todo el pueblo (cf.Lv 25,10). Este solemne llamamiento debía resonar idealmente en todo el mundo (cf. Lv 25,9), para restablecer la justicia de Dios en distintos ámbitos de la vida: en el uso de la tierra, en la posesión de los bienes, en la relación con el prójimo, sobre todo respecto a los más pobres y a quienes habían caído en desgracia. El sonido del cuerno recordaba a todo el pueblo -al que era rico y al que se había empobrecido- que ninguna persona viene al mundo para ser oprimida; somos hermanos y hermanas, hijos del mismo Padre, nacidos para ser libres según la voluntad del Señor (cf. Lv 25,17.25.43.46.55). 
  4. También hoy, el Jubileo es un evento que nos impulsa a buscar la justicia liberadora de Dios sobre toda la tierra. Al comienzo de este Año de gracia, en lugar del cuerno nosotros quisiéramos ponernos a la escucha del «grito desesperado de auxilio»[1]que, como la voz de la sangre de Abel el justo, se eleva desde muchas partes de la tierra (cf. Gn 4,10), y que Dios nunca deja de escuchar. También nosotros nos sentimos llamados a ser voz de tantas situaciones de explotación de la tierra y de opresión del prójimo[2]. Dichas injusticias asumen a menudo la forma de lo que san Juan Pablo II definió como «estructuras de pecado»[3], porque no se deben sólo a la iniquidad de algunos, sino que se han consolidado -por así decirlo- y se sostienen en una complicidad extendida.
  5. Cada uno de nosotros debe sentirse responsable de algún modo por la devastación a la que está sometida nuestra casa común, empezando por esas acciones que, aunque sólo sea indirectamente, alimentan los conflictos que están azotando la humanidad. Así se fomentan y se entrelazan desafíos sistémicos, distintos pero interconectados, que asolan nuestro planeta[4]. Me refiero, en particular, a las disparidades de todo tipo, al trato deshumano que se da a las personas migrantes, a la degradación ambiental, a la confusión generada culpablemente por la desinformación, al rechazo de toda forma de diálogo, a las grandes inversiones en la industria militar. Son todos factores de una amenaza concreta para la existencia de la humanidad en su conjunto. Por tanto, al comienzo de este año queremos ponernos a la escucha de este grito de la humanidad para que todos, juntos y personalmente, nos sintamos llamados a romper las cadenas de la injusticia y, así, proclamar la justicia de Dios. Hacer algún acto de filantropía esporádico no es suficiente. Se necesitan, por el contrario, cambios culturales y estructurales, de modo que también se efectúe un cambio duradero[5].
  1. Un cambio cultural: todos somos deudores
  2. El evento jubilar nos invita a emprender diversos cambios, para afrontar la actual condición de injusticia y desigualdad, recordándonos que los bienes de la tierra no están destinados sólo a algunos privilegiados, sino a todos[6]. Puede ser útil recordar lo que escribía san Basilio de Cesarea: «¿Qué cosa, dime, te pertenece? ¿De dónde la has tomado para ponerla en tu vida? […] ¿Acaso no saliste desnudo del vientre de tu madre?, ¿no tornarás desnudo nuevamente a la tierra? Los bienes presentes, ¿de dónde te vienen? Si dices del azar, eres impío, porque no reconoces al Creador, ni das gracias al que te ha dado»[7]. Cuando falta la gratitud, el hombre deja de reconocer los dones de Dios. Sin embargo, el Señor, en su misericordia infinita, no abandona a los hombres que pecan contra Él; confirma más bien eldonde la vida con el perdón de la salvación, ofrecido a todos mediante Jesucristo. Por eso, enseñándonos el “Padre nuestro”, Jesús nos invita a pedir: «Perdona nuestras ofensas» (Mt 6,12).
  3. Cuando una persona ignora el propio vínculo con el Padre, comienza a albergar la idea de que las relaciones con los demás puedan ser gobernadas por una lógica de explotación, donde el más fuerte pretende tener el derecho de abusar del más débil[8]. Como las élites en el tiempo de Jesús, que se aprovechaban de los sufrimientos de los más pobres, así hoy en la aldea global interconectada[9], el sistema internacional, si no se alimenta de lógicas de solidaridad y de interdependencia, genera injusticias, exacerbadas por la corrupción, que atrapan a los países más pobres. La lógica de la explotación del deudor también describe sintéticamente la actual “crisis de la deuda” que afecta a diversos países, sobre todo del sur del mundo.
  4. No me canso de repetir que la deuda externa se ha convertido en un instrumento de control, a través del cual algunos gobiernos e instituciones financieras privadas de los países más ricos no tienen escrúpulos de explotar de manera indiscriminada los recursos humanos y naturales de los países más pobres, a fin de satisfacer las exigencias de los propios mercados[10]. A esto se agrega que diversas poblaciones, más abrumadas por la deuda internacional, también se ven obligadas a cargar con el peso de la deuda ecológica de los países más desarrollados[11]. La deuda ecológica y la deuda externa son dos caras de una misma moneda de esta lógica de explotación que culmina en la crisis de la deuda[12]. Pensando en este Año jubilar, invito a la comunidad internacional a emprender acciones de remisión de la deuda externa, reconociendo la existencia de una deuda ecológica entre el norte y el sur del mundo. Es un llamamiento a la solidaridad, pero sobre todo a la justicia[13].
  5. El cambio cultural y estructural para superar esta crisis se realizará cuando finalmente nos reconozcamos todos hijos del Padre y, ante Él, nos confesemos todos deudores, pero también todos necesarios, necesitados unos de otros, según una lógica de responsabilidad compartida y diversificada. Podremos descubrir «definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros»[14].

III. Un camino de esperanza: tres acciones posibles

  1. Si nos dejamos tocar el corazón por estos cambios necesarios, el Año de gracia del jubileo podrá reabrir la vía de la esperanza para cada uno de nosotros. La esperanza nace de la experiencia de la misericordia de Dios, que es siempre ilimitada[15].

Dios, que no debe nada a nadie, continúa otorgando sin cesar gracia y misericordia a todos los hombres. Isaac de Nínive, un Padre de la Iglesia oriental del siglo VII, escribía: «Tu amor es más grande que mis ofensas. Insignificantes son las olas del mar respecto al número de mis pecados; pero, si pesamos mis pecados, respecto a tu amor, se esfuman como la nada»[16]. Dios no calcula el mal cometido por el hombre, sino que es inmensamente «rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó» ( Ef 2,4). Al mismo tiempo, escucha el grito de los pobres y de la tierra. Bastaría detenerse un momento, al inicio de este año, y pensar en la gracia con la que cada vez perdona nuestros pecados y condona todas nuestras deudas, para que nuestro corazón se inunde de esperanza y de paz. 

  1. Por eso Jesús, en la oración del “Padre nuestro”, establece una afirmación muy exigente: «como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden», después de que hemos pedido al Padre la remisión de nuestras ofensas (cf.Mt6,12). Para perdonar una ofensa a los demás y darles esperanza es necesario, en efecto, que la propia vida esté llena de esa misma esperanza que llega de la misericordia de Dios. La esperanza es sobreabundante en la generosidad, no calcula, no exige cuentas a los deudores, no se preocupa de la propia ganancia, sino que tiene como punto de mira un sólo fin: levantar al que está caído, vendar los corazones heridos, liberar de toda forma de esclavitud.
  2. Al inicio de este Año de gracia, quisiera, por tanto, sugerir tres acciones que puedan restaurar la dignidad en la vida de poblaciones enteras y volver a ponerlas en camino sobre la vía de la esperanza, para que se supere la crisis de la deuda y todos puedan volver a reconocerse deudores perdonados.

Sobre todo, retomo el llamamiento lanzado por san Juan Pablo II con ocasión del Jubileo del año 2000, de pensar «en una notable reducción, si no en una total condonación, de la deuda internacional, que grava sobre el destino de muchas naciones»[17]. Que, reconociendo la deuda ecológica, los países más ricos se sientan llamados a hacer lo posible para condonar las deudas de esos países que no están en condiciones de devolver lo que deben. Ciertamente, para que no se trate de un acto aislado de beneficencia, que lleve a correr el riesgo de desencadenar nuevamente un círculo vicioso de financiación-deuda, es necesario, al mismo tiempo, el desarrollo de una nueva arquitectura financiera, que lleve a la creación de un Documento financiero global, fundado en la solidaridad y la armonía entre los pueblos.

Además, pido un compromiso firme para promover el respeto de la dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, para que toda persona pueda amar la propia vida y mirar al futuro con esperanza, deseando el desarrollo y la felicidad para sí misma y para sus propios hijos. Sin esperanza en la vida, en efecto, es difícil que surja en el corazón de los más jóvenes el deseo de generar otras vidas. Aquí, en particular quisiera invitar una vez más a un gesto concreto que pueda favorecer la cultura de la vida. Me refiero a la eliminación de la pena de muerte en todas las naciones. Esta medida, en efecto, además de comprometer la inviolabilidad de la vida, destruye toda esperanza humana de perdón y de renovación[18].

Me atrevo también a volver a lanzar otro llamamiento, apelándome a san Pablo VI y a Benedicto XVI[19], para las jóvenes generaciones, en este tiempo marcado por las guerras: utilicemos al menos un porcentaje fijo del dinero empleado en los armamentos para la constitución de un Fondo mundial que elimine definitivamente el hambre y facilite en los países más pobres actividades educativas también dirigidas a promover el desarrollo sostenible, contrastando el cambio climático[20]. Debemos buscar que se elimine todo pretexto que pueda impulsar a los jóvenes a imaginar el propio futuro sin esperanza, o bien como una expectativa para vengar la sangre de sus seres queridos. El futuro es un don para superar los errores del pasado, para construir nuevos caminos de paz.

  1. La meta de la paz
  2. Aquellos que emprenderán, por medio de los gestos sugeridos, el camino de la esperanza, podrán ver cada vez más cercana la tan anhelada meta de la paz. El salmista nos confirma en esta promesa: cuando «el Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán» (Sal85,11). Cuando me despojo del arma del préstamo y restituyo la vía de la esperanza a una hermana o a un hermano, contribuyo al restablecimiento de la justicia de Dios en esta tierra y me encamino con esta persona hacia la meta de la paz. Como decía san Juan XXIII, la verdadera paz sólo podrá nacer de un corazón desarmado de la angustia y el miedo de la guerra[21].
  3. Que el 2025 sea un año en el que crezca la paz. Esa paz real y duradera, que no se detiene en las objeciones de los contratos o en las mesas de compromisos humanos[22]. Busquemos la verdadera paz, que es dada por Dios a un corazón desarmado: un corazón que no se empecina en calcular lo que es mío y lo que es tuyo; un corazón que disipa el egoísmo en la prontitud de ir al encuentro de los demás; un corazón que no duda en reconocerse deudor respecto a Dios y por eso está dispuesto a perdonar las deudas que oprimen al prójimo; un corazón que supera el desaliento por el futuro con la esperanza de que toda persona es un bien para este mundo.
  4. El desarme del corazón es un gesto que involucra a todos, a los primeros y a los últimos, a los pequeños y a los grandes, a los ricos y a los pobres. A veces, es suficiente algo sencillo, como «una sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito»[23]. Con estos pequeños-grandes gestos, nos acercamos a la meta de la paz y la alcanzaremos más rápido; es más, a lo largo del camino, junto a los hermanos y hermanas reunidos, nos descubriremos ya cambiados respecto a cómo habíamos partido. En efecto, la paz no se alcanza sólo con el final de la guerra, sino con el inicio de un mundo nuevo, un mundo en el que nos descubrimos diferentes, más unidos y más hermanos de lo que habíamos imaginado.
  5. ¡Concédenos tu paz, Señor! Esta es la oración que elevo a Dios, mientras envío mis mejores deseos para el año nuevo a los jefes de estado y de gobierno, a los responsables de las organizaciones internacionales, a los líderes de las diversas religiones, a todas las personas de buena voluntad.

Perdona nuestras ofensas, Señor,
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
y en este círculo de perdón concédenos tu paz,
esa paz que sólo Tú puedes dar
a quien se deja desarmar el corazón,
a quien con esperanza quiere remitir las deudas de los propios hermanos,
a quien sin temor confiesa de ser tu deudor,
a quien no permanece sordo al grito de los más pobres.

Vaticano, 8 de diciembre de 2024

FRANCISCO

[1] Spes non confundit. Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025 (9 mayo 2024), 8.

[2] Cf. S. Juan Pablo II, Carta ap. Tertio millennio adveniente (10 noviembre 1994), 51.

[3] Carta enc. Sollicitudo rei socialis (30 diciembre 1987), 36.

[4] Cf. Discurso a los participantes en el Encuentro promovido por las Academias Pontificias de las Ciencias y de las Ciencias Sociales (16 mayo 2024).

[5] Cf. Exhort. ap. Laudate Deum (4 octubre 2023), 70.

[6] Cf. Spes non confundit. Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025 (9 mayo 2024), 16.

[7] Homilia de avaritia, 7: PG 31, 275.

[8] Cf. Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 123.

[9] Cf. Catequesis (2 septiembre 2020): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (4 septiembre 2020), p. 12.

[10] Cf. Discurso a los participantes en el Encuentro “Abordando la crisis de deuda en el Sur Global” (5 junio 2024).

[11] Cf. Discurso a la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático ― COP 28 (2 diciembre 2023).

[12] Cf. Discurso a los participantes en el Encuentro “Abordando la crisis de deuda en el Sur Global” (5 junio 2024).

[13] Cf. Spes non confundit. Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025 (9 mayo 2024), 16.

[14] Carta enc. Fratelli tutti (3 octubre 2020), 35.

[15] Cf. Spes non confundit. Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025 (9 mayo 2024), 23.

[16] Discurso X (Tercera colección), Oración, 100-101: CSCO 638, 115. San Agustín incluso llega a afirmar que Dios no deja de hacerse deudor del hombre: «Porque aunque “tu misericordia es infinita”, tienes a bien hacerte deudor con promesas de aquellos mismos a quienes tú perdonas todas sus deudas» (cf. Confesiones, 5,9,17: PL 32, 714).

[17] Carta ap. Tertio millennio adveniente (10 noviembre 1994), 51.

[18] Cf. Spes non confundit. Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025 (9 mayo 2024), 10.

[19] Cf. S. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio (26 marzo 1967), 51; Benedicto XVI, Discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede (9 enero 2006); Íd., Exhort. ap. postsin. Sacramentum caritatis (22 febrero 2007), 90.

[20] Cf. Carta enc. Fratelli tutti (3 octubre 2020), 262; Discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede (8 enero 2024); Discurso a la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático – COP 28 (2 diciembre 2023).

[21] Cf. Carta enc. Pacem in terris (11 abril 1963), 113.

[22] Cf. Conmemoración en el décimo aniversario de la “Invocación a la paz en Tierra Santa” (7 junio 2024).

[23] Spes non confundit. Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025 (9 mayo 2024), 18.

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SACERDOTE PARA SIEMPRE QUIERO SER: JOE JAIR CARABALÍ RECIBE EL MINISTERIO DE LOS PRESBÍTEROS

jueves, 19 diciembre 2024 by candelariaoar

El pasado 14 de diciembre en la Parroquia Nuestra Señora de la Consolación, Bogotá, tuvo lugar la Ordenación sacerdotal de fray Joe Jair Carabalí González. La celebración de la Eucaristía fue a las 10:00 a.m. y estuvo presidida por Monseñor Germán Medina Acosta, obispo de la Diócesis de Engativá, Bogotá.

En las palabras de la homilía el señor obispo, destacó la importancia de la alegría de la Iglesia cuando un nuevo miembro del cuerpo místico de Cristo es ordenado sacerdote. Resaltó junto a este don maravilloso, la importancia de la fe en el candidato, su carisma, capacidad de servicio y entrega en la Orden de Agustinos Recoletos, para que se vivan cada día de su sacerdocio de una manera más profunda y coherente con el ministerio que ahora recibe.

A la luz del testimonio del profeta Jeremías, se percibe la autenticidad de la vocación del ordenando, entendido como un llamado real de parte del Señor.

Por el Bautismo fuimos consagrados y constituidos profetas de la vida, para que desde la mirada en Él, se puedan expulsar los miedos con la plena confianza, haciendo una experiencia personal que hace posible la voluntad del Señor de acuerdo a su palabra.

En este día fray Joe Jair Carabalí González recibe la gracia de experimentar el amor misericordioso de Dios a través del abrazo íntimo en la oración. Sin duda alguna esto hace en el candidato al ministerio, una persona fuerte para soportar las pruebas en el camino de la vida y de la formación, experimentando la capacidad que Dios le participa a través de la ayuda del Espíritu Santo que lo habita.

Id y dar fruto duradero

La salida misionera, siempre será una virtud que debe caracterizar el ministerio sacerdotal y por ello no debe reservarse. Por tanto, debe el sacerdote permanecer en su amor, puesto que sin él no se puede hacer nada.

Las palabras de la homilía concluyeron con la invitación a vivir como buen pastor según el corazón de Dios, pues es precioso, producto de la Misericordia Divina que Dios puede conceder a la comunidad cristiana; esto nos lo recuerda el santo cura de Ars.

“Vive según la condición de la misericordia… vive el carisma de tu Orden… procura siempre una vida con sabor a evangelio, contemplativa y comunitaria, austera, santa; vive las cuatro cercanías constitutivas de la condición sacerdotal: cercanía con Dios, cercanía con su pueblo, cercanía con el Obispo y el superior, cercanía con el presbiterio. Que la compasión y la ternura siempre caractericen estas cercanías de modo que reflejes el estilo de Jesús”

 

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EL DESIERTO DE LA CANDELARIA: CUNA DEL CARISMA AGUSTINO RECOLETO EN AMÉRICA Y ESCUELA DE VIDA COMUNITARIA

jueves, 19 diciembre 2024 by candelariaoar

Enclavado en las montañas de Ráquira, Boyacá, el Desierto de la Candelaria es más que un refugio espiritual. Este 2024, los Agustinos Recoletos celebran 420 años del surgimiento de este carisma en este emblemático lugar, donde hombres movidos por el deseo de una vida más retirada y austeridad dieron origen a un estilo de vida comunitaria bajo la guía de Mateo Delgado.

La casa, que hoy alberga el noviciado de la Provincia Nuestra Señora de la Candelaria, sigue siendo un espacio donde jóvenes de diversos países se forman en el espíritu agustiniano recoleto. Fr. Héctor Manuel Calderón, maestro de novicios, describe este año como «una etapa intensa de interioridad, oración y vida comunitaria». Según Calderón, el noviciado es «un tiempo para vivir el carisma contemplativo de san Agustín, profundizando en el conocimiento de la vida religiosa y del papel que cada uno tiene dentro de la Iglesia».

Para los novicios, esta experiencia es transformadora. Samir Francisco, originario de Melgar, Tolima, destaca que «ha sido un año para dar gracias a Dios por la vida y reconocer que, a pesar de nuestras limitaciones, Dios nos quiere felices a sus pies». Víctor, de Guatemala, resalta la importancia de «compartir la vida en comunidad y conocerse a uno mismo mientras se vive el carisma agustino recoleto».

El lugar también tiene un significado histórico. «Aquí se dio el nacimiento de la recolección agustiniana en América y, siglos después, fue el lugar donde San Ezequiel Moreno trabajó por la renovación de la vida religiosa», señala Calderón.

El ambiente sereno del Desierto favorece el encuentro personal y comunitario. José Armando, otro novicio guatemalteco, describe este año como «un proceso de cambios y enriquecimiento cultural». Por su parte, Juan David, colombiano, añade: «Es un lugar alejado de la bulla de las ciudades, propicio para la oración y el cultivo de la vida interior, como nos enseñó san Agustín».

A lo largo del año, los novicios participan en cursos intensivos que profundizan en el carisma de la Orden y fortalecen su vida espiritual. Sin embargo, lo que más destaca de esta etapa es la vida comunitaria. «Las experiencias no se viven en solitario, se comparten con los hermanos. Esa es la riqueza de nuestro carisma», concluye Calderón.

El Desierto de la Candelaria sigue siendo un faro espiritual y un recordatorio de la herencia agustino recoleta, que permanece viva y relevante para las generaciones actuales y futuras.

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Novena de Navidad 2024 | Primer Día – 16 de diciembre

lunes, 16 diciembre 2024 by candelariaoar

Invocación inicial: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Oración introductoria

Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo, la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. 

Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.

(Se reza un Padrenuestro)

Oración por la familia (esposos)

Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en el diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. 

Haz, Señor, con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz, Señor, de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro, nos concedas el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

Oración a la Virgen María

Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.

Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.

Oración a San José

Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del Padre Celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles, con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José, modelo de esposo y padre, intercede por nosotros. Amén.

(Se reza un Padrenuestro)

Meditación del día

Pongamos empeño en fortalecer nuestros valores cristianos, de modo que la Navidad sea lo que debe ser: una fiesta dedicada a profundizar en el misterio del AMOR y la RECONCILIACIÓN; una ocasión propicia para el perdón generoso y comprensivo que aprendemos de un Dios compasivo que siempre nos perdona.

Con la ayuda del Espíritu Santo podemos perdonar y reconciliarnos con Dios y con los hermanos, y vivir una vida nueva. Es la Buena Noticia que San Pablo proclamó en sus cartas, tal como quedó registrado en su epístola a los Romanos (5, 1–11). Vivir la Navidad es detener de raíz los agravios si alguien nos ha ofendido, y es pedir perdón si hemos maltratado a los demás.

Así, del perdón nace la armonía y construimos esa paz que los ángeles anuncian en Belén: paz en la tierra a los hombres que aman al Señor y se aman entre sí. Los seres humanos estamos ante una constante disyuntiva: podemos hacernos daño con el odio o podemos ser felices en un amor que reconcilia. La misión para cada uno de nosotros es ser agentes de reconciliación y no de discordia, ser instrumentos de paz y sembradores de hermandad.

Oración al niño Dios

Señor, la Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro Hermano.

Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para acabar con el odio y sembrar justicia y paz. Oh, Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estás tú, y allí también es Navidad. Amén.

(Se reza un Gloria)

Gozos

R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

Oh, sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh, Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.

R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado.

R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tú esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.

R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.

R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven, Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.

R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.

R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.

R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

Ven ante mis ojos, de ti enamorados; bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.

R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.

R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto! 

Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

Invocación final: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

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NO NOS DEFINE LO QUE HACEMOS NI PARA LO QUE SERVIMOS, SINO LO QUE SOMOS.

martes, 10 diciembre 2024 by candelariaoar

Siempre me ha llamado la atención que nuestro querido convento de Talavera haya terminado siendo un museo. Bonito destino para un lugar cargado de significado para nosotros y que hoy contiene piezas y más piezas de esa técnica que, desde el Neolítico, viene acompañando a los humanos: la cerámica.

Frágil y duradera; reinventándose continuamente, pero con un procedimiento que se repite de artesano en artesano: el torno y el horno. Siempre igual, pero siempre distinta. Como la Recolección. Nos parecemos poco a los frailes del capítulo de 1588, como se parecen poco las vasijas precolombinas a las figuras de Lladró o a los tarros de cuajada, por mencionar algo más prosaico.

Pero, fijaos por dónde, conservamos de nuestra primera Recolección dos o tres características que compartimos también con la cerámica que encontramos por ahí.

Su versatilidad. Valemos para todo. Hemos tenido hospitales, escuelas, parroquias, obras sociales, misiones —muchas misiones—, centros de estudios o de espiritualidad. Como la cerámica, nos acomodamos a las necesidades, posibilidades o encomiendas que un colectivo o un grupo nos ha pedido.

A los profesores del Colegio Agustiniano de Madrid les llama la atención que, cuando los recoletos llegaron a este barrio de La Estrella con su colegio bajo el brazo, llevábamos no más de 30-40 años dedicándonos a la educación. “Pues parece que siempre hubierais tenido colegios”, dicen.

No nos define lo que hacemos; no nos define para lo que servimos, sino lo que somos. Hoy somos un tarro de frutos secos y mañana un jarrón para unas flores. El mismo ser, distinta misión. Como la cerámica.

Y quizás por eso, allá donde estamos siempre logramos hacer algo bueno: servir a la gente, que se beneficien de nuestra presencia. Nuestras comunidades, nuestra presencia como religiosos y religiosas, es sencilla, pero necesaria y luminosa. Allá donde llegamos, generamos vínculos de cercanía, amistad, confianza. Nos quieren y queremos a la gente.

Duradera. Como la cerámica, somos una realidad duradera. Tenemos nuestros años como movimiento carismático. Quizás alguno de los religiosos más jóvenes hasta celebre los 500 años de la Recolección. Y, la verdad, bien llevados. Como esos platos que, puestos en la alacena para los días de fiesta, se les quita el polvo y brillan como nuevos. Hemos tenido momentos de mucho polvo entre nuestros poros, momentos de profunda incertidumbre; a veces por avatares históricos, otras por circunstancias internas. Pero siempre ha venido alguien que nos ha sacudido un poco, nos ha limpiado y nos ha hecho relucir: un Eugenio Ayape, una hermana Cleusa, un Ezequiel Moreno, un Enrique Pérez. Lo dicho: lámparas ardientes que nos han dado hasta un cierto esplendor.

Y la más entrañable de las características que tiene la cerámica: su fragilidad. Por eso siempre hay que tener un lugar apropiado para guardarla. Sin apilarla demasiado, cuidando que no se quiebre. Atentos a que los movimientos o los golpes no la hagan añicos.

Fijaos en una cosa: la Recolección tiene ahora en España dos colectivos a los que debemos cuidar especialmente. Tres de nuestros cuatro teologados y varias residencias para nuestros frailes más mayores y dependientes. Es una bendición para todos tener esta tarea como comunidad de hermanos y hermanas. Porque nos conecta con las palabras de Jesús que hoy hemos escuchado en el Evangelio: “Amaos unos a otros como yo os he amado”. O lo que es lo mismo: “Cuidaos unos a otros”. Si algo le brotaba a Cristo por los poros, era el cuidado de los suyos, la atención al que no se vale por sí mismo, al que necesita ayuda.

Estoy convencido de que esa es ahora la misión que tiene fundamentalmente la Recolección en España: el cuidado. A los jóvenes, en su discernimiento y en el acompañamiento de su vocación. A los mayores, en la serenidad a veces rígida y, ahí sí, en el acompañamiento al médico. Mayores cuidando a mayores; jóvenes acompañando a ancianos. En fin, como dice la canción de Hakuna: “Todos por todos.”

Esta es nuestra Recolección. Y así sigue viva, en nuestras casas y ministerios, en nuestra fraternidad y en los monasterios, entre los jóvenes y con nuestros alumnos. Como una buena vasija que se llena del agua fresca del Espíritu, de la que podemos seguir bebiendo para que nunca, quiera Dios, acabe en la vitrina de un museo.

Fr. Lorenzo Pérez de Eulate, OAR
(Homilía con motivo del 436º aniversario de la Recolección Agustiniana. Parroquia Ntra. Sra. de la Consolación, 5 de diciembre de 2024)
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¡DESPIERTA! TIEMPO DE ADVIENTO 2024

lunes, 09 diciembre 2024 by candelariaoar

El Adviento es un tiempo que nos invita a reflexionar profundamente sobre la venida de Cristo, a sacudirnos de la indiferencia y a preparar nuestro corazón para recibirlo con alegría. Las palabras de San Agustín, cargadas de fuerza y atemporalidad, nos interpelan directamente:

«Despierta, hombre: por ti Dios se hizo hombre. Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará. Por ti, repito, Dios se hizo hombre.» (Sermón 185, 1). 

Esta llamado a despertar nos recuerda que la Navidad no se limita a una tradición anual o a un simple evento histórico, sino que es un encuentro profundo y transformador con el misterio de Dios que toma nuestra humanidad para salvarnos.

En la misma línea, el Papa Francisco nos exhorta a vivir el Adviento como un tiempo de conciencia espiritual y renovación:

«El Adviento es un tiempo para reconocer los vacíos que debemos llenar en nuestra vida, para allanar los caminos que nos conducen hacia Él. Es un tiempo para detenernos, para ser silenciosos y para preguntarnos cómo y para quién estamos viviendo nuestras vidas.» (Homilía, 2 de diciembre de 2018). 

La espera activa: un compromiso con la esperanza 

San Agustín insiste en la necesidad de estar atentos, vigilantes, y siempre enfocados en Cristo, quien es la fuente de nuestra esperanza y guía en nuestro caminar. Este mensaje encuentra un eco profundo en las palabras de Benedicto XVI, quien en su encíclica Spe Salvi subraya:

«La fe no es solo un mirar hacia atrás, algo ya ocurrido, sino sobre todo un mirar hacia adelante, una certeza de lo que esperamos.» (Spe Salvi, 2). 

El Adviento, entonces, no debe vivirse como un periodo de pasividad, sino como un tiempo de espera activa, lleno de gestos concretos que reflejen nuestra conversión personal y comunitaria. Este espíritu de preparación se traduce en obras de amor, caridad y justicia que no solo transforman nuestro interior, sino también el entorno que habitamos, haciéndolo más digno para recibir a Cristo.

Cristo, la luz que disipa la oscuridad 

En medio de las dificultades y las sombras que muchas veces nos envuelven, San Agustín nos recuerda que Cristo es la luz que da sentido y dirección a nuestra vida. De manera similar, el Papa Francisco señala:

«Jesús viene para traernos la misericordia del Padre, para mostrarnos el rostro del amor que vence la oscuridad y da verdadera paz.» (Homilía, 27 de noviembre de 2016). 

Este Adviento, permitámonos responder a la invitación de Agustín: despertemos de las tinieblas de la apatía, levantémonos con esperanza y dejemos que la luz de Cristo ilumine cada rincón de nuestro ser. En comunidad, hagamos de este tiempo una oportunidad para renovar nuestra fe, fortalecer la esperanza y actuar con un amor más comprometido hacia Dios y hacia los demás.  Que este Adviento sea un camino de transformación interior y de compromiso renovado con el amor de Dios, para que, al llegar la Navidad, podamos encontrar en el Niño de Belén no solo una luz en la oscuridad, sino también una fuente de paz, alegría y salvación.

Fr. Antonio Carrón de la Torre, OAR

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LOS COLEGIOS AGUSTINOS RECOLETOS DEL MUNDO SE PREPARAN PARA LA LLEGADA DE LA NAVIDAD: ST. BENEDICT SCHOOL

lunes, 09 diciembre 2024 by candelariaoar

Los colegios agustinos recoletos del mundo se preparan para la llegada de la Navidad y, Anabel Juárez, directora de la Escuela de San Benedicto en California, nos ha contado cómo están viviendo los estudiantes esta época de Adviento y qué actividades y proyectos se están impulsando en el centro durante época del año.  

La Escuela de San Benedicto, fundada en 1941 en la región californiana de San Gabriel, se ha consolidado como un referente educativo y espiritual en su comunidad. Con 415 alumnos, es el colegio católico más grande de la zona. Anabel ha destacado que el compromiso con la excelencia académica y los valores cristianos son los pilares fundamentales que definen esta institución: “Es una escuela muy grande, pero también muy acogedora y familiar. Los maestros forman un equipo unido y trabajamos juntos para garantizar el mejor ambiente de aprendizaje para nuestros estudiantes”. 

«Reflexionar sobre este tiempo de esperanza y preparación»

Como nos ha explicado Anabel, con la llegada del Adviento el colegio intensifica su enfoque en la formación espiritual de los alumnos. Este periodo, que marca el inicio del año litúrgico y prepara el corazón para la Navidad, es de gran importancia en el calendario de la escuela: “Cada maestro se encarga de impartir lecciones sobre el significado del Adviento. Desde los más pequeños hasta los mayores, todos los estudiantes reciben formación que los invita a reflexionar sobre este tiempo de esperanza y preparación”.

Estas explicaciones se suman a las homilías que, cada viernes, los alumnos reciben durante la Eucaristía: «En las misas escolares que celebramos cada semana también se pone énfasis en este mensaje. Queremos que nuestros estudiantes entiendan que el Adviento es un momento para esperar con alegría y preparar el corazón para el nacimiento de Jesús”. 

Christmas Caroling y concierto navideño

La celebración de la Navidad es otro momento destacado en el año escolar. El tradicional Christmas Caroling (canto de villancicos) involucra al coro escolar, compuesto por 60 estudiantes: “Suele realizar interpretaciones todos los viernes o los domingos familiares en los que hay visitas. A veces salimos a cantar por la zona, alrededor de las casas. Es un grupo muy bonito». 

También, el último día de clases antes de las vacaciones se celebra un concierto navideño: “Entre canción y canción, los niños del Club de Teatro representan el nacimiento de Jesús. Es una forma hermosa de recordar la historia de la Sagrada Familia y el verdadero significado de la Navidad”. 

«La escuela se siente completamente nueva»

San Benedicto es una escuela profundamente enraizada en la tradición. Anabel ha destacado que muchos de los alumnos actuales son hijos y nietos de antiguos estudiantes. “Esto habla mucho de lo que somos como comunidad. Es algo muy bonito que las familias regresen porque quieren que sus hijos vivan la misma experiencia en esta escuela”, afirma Juárez.

Además, este año, la escuela ha recibido un regalo especial gracias a la fundación Shea Family Charities, que ha financiado una modernización integral de las instalaciones: “Los niños comenzaron el año en una escuela que se siente completamente nueva. Fue un regalo maravilloso. Las mejoras incluyen ventanas, pisos, pupitres y pintura nuevos. Lo hemos celebrado mucho».

Anabel Juárez, que lleva 14 años trabajando para la Arquidócesis de Los Ángeles, de los cuales seis han sido como directora de San Benedicto, considera que su vocación es lo que la motiva a seguir adelante: “No es un trabajo fácil, pero con amor y pasión por lo que hacemos, cada día se disfruta. Esta es una escuela que combina tradición, comunidad e innovación para ofrecer a nuestros alumnos una educación integral”, ha concluido.

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