
A orillas del lago Albano, frente a Castel Gandolfo, ha comenzado un encuentro especial: más de 50 religiosos agustinos recoletos con más de 50 años de vida consagrada se reúnen en Roma para revivir la historia de la Orden que construyeron con su entrega y soñar con la que desean legar a las generaciones más jóvenes. Es un encuentro de memoria viva y esperanza compartida.
Un encuentro de sueños que nace del corazón de la Orden
Inspirados por la profecía de Joel —“vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones” (Jl 3,1)—, los agustinos recoletos más veteranos han iniciado en Roma un encuentro de formación permanente. Del 5 al 27 de octubre, 55 religiosos de entre 70 y 89 años, procedentes de diversas partes del mundo, se reúnen para mirar su historia, renovar su vocación y ofrecer a los más jóvenes los sueños que han custodiado en su corazón durante décadas.
Aprovecharán estos días de encuentro para formarse, tener momentos de oración y ganar juntos el jubileo con los religiosos jóvenes de menos de cinco años de profesión solemne; a esta peregrinación jubilar con motivo del jubileo de la vida consagrada, se unirán también las agustinas recoletas, comendadores De Santiago y laicos parroquia Nuestra Señora de Buenavista, en Getafe, Madrid, España.
Una etapa, un contenido, una sabiduría
Este tipo de encuentros no son los antiguos “cursos de renovación” que agrupaban a religiosos de distintas edades. Como explica fray Francisco Javier Monroy, consejero general y responsable de la formación permanente, este modelo se adapta a cada etapa vital:
“Ya no se trata simplemente de renovarse, sino de integrar la vida vivida, aceptarla, compartirla y vivir con paz el momento presente”.
Los contenidos giran en torno al cuidado personal, la salud, la espiritualidad encarnada y la sabiduría adquirida. Se trata de generar un espacio de escucha, de integración y de comunión:
“Muchos no se habían visto desde hacía treinta o cuarenta años. Aquí se encuentran, se reconocen, se redescubren como parte de una misma historia compartida”.
Religiosos activos, testigos vivos
Aunque muchos están jubilados administrativamente, la mayoría sigue colaborando en parroquias, colegios y comunidades. Su retiro no es inactividad: es entrega silenciosa y fecunda, como raíces profundas que sostienen el árbol.
El ambiente del encuentro es fraterno, alegre, lleno de anécdotas y memorias compartidas. La jornada inicial estuvo marcada por dinámicas de presentación, reflexión por parejas y pequeños grupos, generando una atmósfera de acogida, gratitud y contemplación del camino recorrido.
La historia que construye el futuro
“Ellos han construido la Orden que hoy tenemos, y los seguimos necesitando, afirma fray Javier Monroy. Necesitamos que sus sueños puedan ser llevados adelante por los jóvenes… pero que sean sus sueños”, añade.
En sus biografías se entrelazan los cambios históricos, las misiones lejanas, las fundaciones, los sacrificios cotidianos, la vida entregada. Escuchar sus voces es entender de dónde venimos para saber a dónde ir. Son historia viva, pero no historia pasada: son futuro encendido.
Del lago Albano al corazón de la Orden
Este encuentro se enmarca dentro del plan de formación permanente de la Orden y del camino hacia el Jubileo del 2025. A orillas del lago Albano, donde la belleza de la creación acompaña el paso del tiempo, la familia agustino recoleta se detiene a escuchar a quienes, con su vida, han hecho posible nuestro presente.
En palabras de la Escritura, este encuentro hace posible que se cumpla la profecía: los jóvenes podrán profetizar cuando escuchen los sueños de sus mayores. Y esos sueños, compartidos con humildad y alegría, siguen construyendo la Ciudad de Dios.