El día 6 de noviembre de cada año los Agustinos Recoletos honran de forma especial a todos los difuntos de la propia Orden, siguiendo una tradición que arranca del mismo san Agustín. La plegaria esperanzada y la fraternidad son el distintivo de la honra que se les tributa.
El día 6 de noviembre en todas las casas de los Agustinos Recoletos se celebrará la Santa Misa de difuntos por los religiosos de la propia familia que han fallecido a lo largo de la historia. Igualmente, toda la familia agustiniana conmemora este día a sus religiosos difuntos.
Durante los años se han publicado los oficios en los que el prior provincial informa a toda la Provincia de la Candelaria del fallecimiento de un religioso de la Orden de Agustinos Recoletos.
La veneración a los difuntos no se reduce en la Orden Agustino-Recoleta al día 6 de noviembre, sino que, apenas se conoce el fallecimiento de un religioso, se elevan preces al Señor por él en la celebración comunitaria de la liturgia de las horas y en la eucaristía.
Los Agustinos Recoletos, de acuerdo con su legislación vigente, además de celebrar con hondo sentido de fraternidad y sobria solemnidad las exequias y primer aniversario de cualquier fraile difunto, todos los sacerdotes de la Orden ofrecen una misa en la muerte de cada religioso agustino recoleto. Además, si la distancia lo permite, son numerosos los religiosos que acuden al lugar donde se celebra la misa de exequias como expresión de fe y fraternidad comunitarias.
No termina aquí la solicitud de los Agustinos Recoletos por los difuntos, sino que a lo largo del año litúrgico se celebran de forma especial tres aniversarios: por los familiares y allegados de los religiosos, por los bienhechores difuntos de la Orden y el del día 6 de noviembre, punto especial de mira en esta crónica.
Para finalizar, recordemos lo que nos propone el calendario litúrgico de nuestra orden:
Las Constituciones de Ratisbona, aprobadas el año 1290, mandaban en su capítulo VI, n. 44, «que en todas las comunidades de la Orden se celebrase todos los años el aniversario de nuestros hermanos difuntos, el día siguiente a la octava de los apóstoles Pedro y Pablo», es decir, el 7 de julio. En 1672 la conmemoración fue trasladada al 14 de noviembre, al día siguiente de la fiesta de Todos los Santos de la Orden y, en la reforma de 1975, al 6 de noviembre.
Ante la muerte de los hermanos y hermanas de nuestra Familia, que nos han precedido con el signo de la fe, el amor fraterno se hace oración, y se fortalece nuestra certeza en la resurrección conquistada por Jesucristo.