Las comunidades locales de Bogotá, Colombia, hemos celebrado la Solemnidad de Nuestro Padre San Agustín, acompañados por la familia agustiniana: religiosas MAR, OAR y ARE, Fraternidades seglares, Comunidad de Madres Mónicas y JAR . Caminamos juntos con una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios #OAR #AgustinosRecoletos
La Familia Agustiniana celebra los días 27 y 28 de agosto, las fiestas de Santa Mónica y San Agustín, respectivamente. Ambos santos han suscitado, desde los siglos IV-V d.C., multitud de admiradores. Y, en abundantes ocasiones, también de seguidores, como en el caso de San Agustín, de cuyo pensamiento y espiritualidad han bebido y beben multitud de grupos de religiosos y laicos en todo el mundo.
Además de las comunidades de Bogotá, a lo largo de toda nuestra provincia, cada una de las comunidades locales, ministerios y servicios, colocaron especial fervor a la celebración de la solemnidad de nuestro padre San Agustín. Momentos animados por el encuentro fraterno, jornadas de oración, espacio de catequesis y formación en el carisma agustiniano, entre otros, concluyeron este mes fuertemente llamado agustiniano por excelencia.
#OAR #AgustinosRecoletos
Compartimos a continuación el mensaje de la homilía de nuestro Prior Provincial, Fray José David Niño Gómez.
Un saludo fraterno en Jesucristo Buen Pastor, a todos los presentes y a cuantos nos siguen por el Canal Cristo Visión y las diversas plataformas de redes sociales.
Hoy, La Iglesia, las Ordenes y congregaciones agustinianas, en persona de los superiores generales, provinciales y sus consejos, celebramos la gran Solemnidad de Nuestro Padre san Agustín. Desde la Provincia de la Candelaria en España, Panamá, República Dominicana, Guatemala y Colombia, Saludamos de manera especial a:
- Las Misioneras Agustino Recoletas,
- Agustinas Recoletas de los Enfermos,
- Monjas Agustino Recoletas de vida contemplativa,
- Fraternidades seglares, agustino recoletas,
- Comunidades, coros de madres Mónicas,
- Juventudes Agustino Recoletas,
- Docentes y alumnos de los colegios agustinianos y Uniagustiniana,
- Agentes de pastoral y laicos de nuestras parroquias, santuarios y misiones,
- Fieles y allegados a la familia agustino recoleta,
- Fundación san Ezequiel Moreno
- Personas que ejercen el voluntariado en los diversos organismos de la Orden,
- Benefactores, empleados y personas que oran con nosotros y por nosotros,
- Comunidad parroquial San Nicolás de Tolentino, Familiares y amigos.
La Palabra de Dios en los hechos de los apóstoles, nos describe, el proceder de los primeros cristianos, cómo su conducta, agradaba al Señor, tanto en la oración, la fracción del pan y los bienes que ponían en común; para que nadie pasase necesidad: haciendo que fueran bien vistos por todos. Este texto será oportunamente asumido por San Agustín para afianzar las bases de su ideal monástico.
En la segunda lectura el apóstol Pablo, exhorta a Timoteo y hoy a nosotros, con un vademécum, recetario de recomendaciones: a proclamar la Palabra de Dios en todas las circunstancias, preservando la sana doctrina, y en medio de las adversidades cumplir con la tarea de evangelizador, corriendo hasta la meta, manteniendo la fe; para obtener la corona, la recompensa prometida a quienes realizan su tarea con responsabilidad.
El Evangelio de San Juan (10, 7-18), recién proclamado, es un texto apropiado, quizás el mejor, para comprender la misión De Cristo Puerta del redil y a la vez, Buen Pastor que da la vida por las ovejas, para que estas tengan vida en abundancia. Con Jesús Pastor de pastores, podemos contemplar a San Agustín: Padre de la Iglesia, defensor de la Verdad, doctor de la Gracia; quien, a imitación de Cristo, igualmente estuvo dispuesto a ofrendar su vida por el rebaño a él encomendado.
Cada año, el mes de agosto nos congregamos para celebrar y afianzar el ideal propuesto por Jesús a sus discípulos y seguidores; ideal que san Agustín condenso en la regla o forma de vida para cuantos quisieran tomar parte en el santo propósito de vida fraterna: Teniendo un solo corazón y una sola alma dirigidos hacia Dios.
Desde San Agustín, en más de 1600 años, los dones del Señor se han desbordado en el cúmulo de personas que con Agustín compartieron la vida, y en aquellos que durante 17 siglos comprendieron que vivir conforme a la propuesta del santo, fue y sigue siendo un ideal noble que bendice y agrada al Señor.
Junto a Agustín hallamos a su madre: Santa Mónica, y los santos: Alipio, Posidio, Rita de Casia, Nicolás de Tolentino, Alonso de Orozco, Clara de Montefalco, entre tantos, y una multitud de mártires en Africa y Japón, beatos y siervos de Dios que con la entrega generosa de sus vidas han conformado el cielo agustiniano. Desde allí nos invitan a seguirles en este camino de santificación. Todos ellos son sólo una muestra, entre tantos más que impregnados del carisma de Agustín de Hipona, le apostaron a la santidad como proceso de la gracia divina que dura toda la vida y que se obtiene en la perfección del amor, como obra del Espíritu Santo.
En medio de las inseguridades del mundo, azotado por las diferencias sociales, guerras, conflictos internacionales y locales; las paranoias, que en tan diversas circunstancias nos llevan a encerrarnos, física y emocionalmente. Celebrar a San Agustín este día 28 de agosto, es para todos, un don, regalo y bálsamo reconfortante.
Todos en diversos modos o circunstancias de la vida personal, podemos vernos igualmente reflejados en la vida de Agustín, antes o después de su conversión. Ojalá prime lo segundo. Vidas de convertidos, vidas santas, para agradar al Señor desde cualquier profesión o estado transitorio o permanente de vida.
A San Agustín le conocemos como el hombre inquieto y apasionado, el buscador de la verdad, el amigo fiel e incondicional, el oyente, el estudioso, el interlocutor, maestro de la reflexión y deducción, el convertido, enamorado de la Palabra de Dios; el escritor, predicador… El santo del corazón, el enamorado de la gracia divina, el monje, sacerdote, obispo, padre, doctor y defensor de la Iglesia y mucho más.
Junto con San Pablo, San Agustín es el modelo de convertido y santo de todos los tiempos, él, nos heredó en su doctrina y escritos, cómo agradar a Dios siendo cristianos de verdad. Acerquémonos a él en sus Confesiones, sermones o en los comentarios a los salmos; en la diversidad de sus obras y reflexiones.
En los escritos del Obispo de Hipona seguiremos encontrando, un océano desbordante de motivos y razones para salir al paso en las encrucijadas de la vida, aquellas que tantas veces suscitan en nosotros: lágrimas, agobios, desesperanzas y desmotivaciones.
Para nadie es tarde, la posibilidad de convertirse, aprendámoslo de san Agustín, si todavía nos hallamos sumidos en las luchas interiores que nos arrebatan la paz y el sosiego del alma. Si sentimos que todavía debemos alargar el brazo y extender la mano para abrazarnos a la verdadera y permanente experiencia de la conversión, si todavía nos cuesta avanzar en el camino cuesta arriba, pidamos al Señor que nos tienda su mano, nos reanime y camine con nosotros.
En la senda de la conversión, siempre es necesario avanzar, pues mejor: cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. mantenerse en el camino, no desviarse, pues si corremos fuera de él, mientras más corramos, más nos alejaremos de la meta. La fuerza para combatir el mal y lograr la conversión, hay que pedirla con humildad y de corazón al Señor, con Palabras de san Agustín: Dame señor lo que mandas y manda lo que quieras.
Empeñémonos en este proceso, con avidez, como quien desfallece de hambre, convencidos de que pronto la hallaremos; entonces, podremos exclamar con san Agustín cuando sintió que había hallado la plenitud de la Verdad que tanto deseaba: Tarde te amé, tarde te amé, hermosura siempre antigua y siempre nueva, tarde te amé; yo te buscaba fuera, cuando Tú estabas dentro de mí, tarde te amé.
Celebrar a los santos es una invitación a abrazarse a Dios, en actitud de confianza por medio de la oración. Esto nos enseña Agustín:
- Él nos invita a acudir a buscar al Señor de esta manera:
Busquemos a Aquel en quien encontramos la seguridad de todas las cosas; contemplemos a Aquel en quien todas son ciertas;
Amemos a Aquel en quien tenemos la suprema rectitud.
Cuando buscamos, contemplamos y amamos; y amando nos encaminamos hacia el Dios que nos salva.
Haz Señor que te busquemos siempre, para amarte y contemplarte, para alabarte y adorarte. (ciu. 8,4).
Aunque san Agustín, abrazando el deseo monástico, quiso salvarse en el ejercicio de un oficio humilde, para no caer de un cargo elevado, Después de su conversión y su bautismo, habiendo regresado a África, su tierra natal; fue llamado por la Iglesia a ser presbítero y posteriormente obispo de Hipona, debiendo renunciar a su proyecto personal de vida para servir a la Iglesia de Cristo yendo allí donde esta lo requiera; pues el siervo no debe contrariar a su Señor.
De la misma manera, nosotros en la Iglesia como miembros de Cristo, si tenemos arraigado el amor, ninguna otra cosa sino amor, serán nuestros frutos.
Ama y haz lo que quieras:
si callas, callarás con amor;
si gritas, gritaras con amor;
si corriges, corregirás con amor;
si perdonas, perdonarás con amor.
Cuanto hagas, siempre, hazlo por amor. Pues por el peso de mi amor, soy llevado a donde quiera que voy (Conf. 9).
Para todos, un abrazo sincero y una feliz Solemnidad de san Agustín.